Ciudad de México.— Andrés Manuel López Beltrán, hijo del expresidente Andrés Manuel López Obrador y actual secretario de Organización de Morena, respondió este martes a la ola de críticas generadas por su reciente viaje a Japón, el cual habría incluido hospedajes de hasta 50 mil pesos por noche.

A través de un comunicado público, el también conocido como «Andy» intentó defender lo que calificó como unas vacaciones “con recursos propios” tras “extenuantes jornadas de trabajo”.

Las declaraciones no convencieron. El contraste entre el estilo de vida que presume y los principios de austeridad republicana que su padre convirtió en dogma de gobierno, -incluso cuestionando a quienes tenían dos pares de zapatos ya que él solo llevaba un billete de 200 pesos en el bolsillo del pantalón- ha generado fuertes cuestionamientos dentro y fuera del movimiento que lo catapultó a su actual posición política – gracias a su padre-.

Andy detalló que viajó primero a Seattle, Washington, y después tomó un vuelo a Tokio, Japón. Aunque afirma haber volado en aerolíneas comerciales, negó haber pagado hasta 50 mil pesos por noche en un hotel de lujo, y afirma haber pagado 7 mil 500 pesos diarios en otro hospedaje que, según dijo, incluía el desayuno. A pesar de estos datos, insistió en que el viaje fue financiado con su propio dinero y que se trató de una salida legítima tras una carga intensa de trabajo.

Actualmente, López Beltrán funge como secretario de Organización de Morena, una de las posiciones más relevantes dentro del partido en el poder. Sin embargo, hasta antes de asumir ese cargo, no se le conocía experiencia formal en el sector privado ni en estructuras partidistas. Su ascenso ha sido interpretado por muchos como resultado directo de su cercanía familiar con el expresidente López Obrador, lo que vuelve aún más controvertido su presunto nivel de ingresos y estilo de vida.

En su comunicado, López Beltrán no solo rechazó los señalamientos, sino que acusó a sus críticos de haber enviado “espías” para fotografiarlo y acosarlo. Se refirió a ellos como “hipócritas conservadores” y denunció una campaña de “linchamiento político impregnada de odio, clasismo y calumnias”. Además, atacó directamente a la prensa, a la que acusó de actuar con la misma perversidad que “la mafia del poder económico y político”.

El hijo del expresidente trató de blindarse moralmente – como su padre – al afirmar que aprendió desde niño los valores de humildad, austeridad y principios, mencionando incluso al expresidente Benito Juárez como referente. Sin embargo, las imágenes y cifras del viaje contrastan con ese discurso. La realidad de hospedarse en hoteles con tarifas de decenas de miles de pesos por noche difícilmente encaja con la “justa medianía” que menciona en su defensa.

En un intento de alinearse con la narrativa de la Cuarta Transformación, Andy invoca el ejemplo de Claudia Sheinbaum, presidenta de México, y reitera los lemas clásicos del obradorismo: “no mentir, no robar y no traicionar”. Incluso sugiere que su “cuota de humillación” es un sacrificio necesario en la lucha por una causa justa. Sin embargo, no ofrece pruebas de ingresos, declaración patrimonial o mecanismo de financiamiento que respalde sus dichos.

Más allá del escándalo mediático, el episodio revela una grieta creciente en la credibilidad del discurso morenista de austeridad. López Beltrán ha sido señalado en múltiples ocasiones por participar en negocios opacos con sus amigos, en las obras millonarias del Tren Maya entre otros. Ahora, con este viaje, vuelve a exhibirse una desconexión entre el estilo de vida de las élites morenistas y las promesas de transformación, lo que podría pasar factura política no solo a él, sino a la narrativa del partido y del propio gobierno de Sheinbaum.

El caso de Andy López Beltrán no es únicamente una polémica de redes sociales; es un recordatorio de los riesgos que implica predicar una moral pública mientras se practica otra en lo privado. Si Morena no exige cuentas claras a sus propios dirigentes, difícilmente podrá sostener el discurso de transformación que lo llevó al poder.