INVESTIDURA

¿QUÉ VIENE?

Por: Sean Osmin HAMUD RUIZ 

Según la RAE: Carácter que se adquiere con la toma de posesión de ciertos cargos o dignidades.

Es decir, una característica que viene con el puesto. Ni permanente, ni personal. Una funcionalidad pasajera y ligada a la encomienda.

Y obviamente merece un reconocimiento, un respeto. Al pertenecer al locus externo del individuo, claro está que una de las responsabilidades es cuidarla para el siguiente.

Evidentemente, lo seres humanos somos distintos unos de otros y la aplicación particular, vendrá con los matices de la personalidad de quien la ostente.

Sin embargo, considero, darse permiso para evadir las realidades del puesto no debiera ser parte de su utilidad.

Cuando hay una confrontación con datos duros respecto a la economía, la seguridad, los resultados de los programas sociales en aplicación o los dichos del pasado que hoy como un lastimero boomerang regresan para dar un palmo de narices no tienen por qué rebotar en ella.

Pretender descansar las responsabilidades en el pasado; en los funcionarios de segundo, tercer y hasta cuarto nivel; en la política exterior del presidente vecino, inclusive en la resistencia u observación de quienes son denominados como adversarios (sin importar si alguno de ellos en algún momento apoyó la causa), tampoco abonan a la dignidad que otorga a la persona.

Decir que atender a ciertos grupos, como los padres de familia afectados por los cambios en la política de salud, o a personalidades que por su tragedia han sido capaces de aglutinar a la opinión pública, como el poeta Sicilia y la familia LeBarón, aduciendo a que se le protege, genuinamente es irresponsable.

Cotidianamente seguimos perdiendo. Instituciones, estabilidad, seguridad, respeto.

Hoy atestiguamos el uso de la investidura presidencial como un escudo al que no importa llenar de abolladuras, como al resto de lo que nos define como país.