COLIMA.- El obispo de Colima, Mons. Gerardo Díaz Vázquez, confirmó que la Iglesia Católica, en coordinación con autoridades federales, estatales y municipales, trabaja en la recuperación de la capilla de Santa Mónica, ubicado en El Mezcalito, un espacio que permaneció cerrado durante los últimos cinco años. La reapertura forma parte de una estrategia conjunta para reconstruir tejido social y contribuir a la construcción de paz en la entidad.
El prelado explicó que este templo se cerró inicialmente debido a las restricciones sanitarias durante la pandemia y, posteriormente, por condiciones de inseguridad. Señaló que la intención es restablecer la presencia pastoral y promover la convivencia comunitaria mediante actividades religiosas y de acompañamiento espiritual.
“El templo de Santa Mónica tenía más o menos cinco años cerrado a causa de la pandemia y un poco la violencia. A partir de ahí se dejó de celebrar la eucaristía y de hacer presencia en este espacio. Ahora queremos sumarnos a la construcción de paz recuperando este lugar comunitario, un espacio de fe para ofrecer servicio religioso y contribuir a reconstruir los vínculos entre vecinos”.
Mons. Díaz Vázquez detalló que serán los padres salesianos quienes asumirán la atención directa de la comunidad, dado que su templo de María Auxiliadora se encuentra muy cerca y mantienen contacto previo con los habitantes de la zona. Agradeció el apoyo de las autoridades civiles y eclesiásticas que han respaldado esta iniciativa.
Durante el recorrido realizado en El Mezcalito, reconoció que algunos habitantes se mostraron sorprendidos debido a que no se había anunciado de manera previa la visita ni el acto protocolario. No obstante, aseguró que la Iglesia iniciará un proceso de diálogo para escuchar inquietudes y conocer las necesidades de quienes viven en esta zona.
“La gente estaba sorprendida porque no se les avisó que habría un acto protocolario. Saludé a algunas personas y estaban extrañadas, pero vamos a comenzar a tener contacto, entrar en diálogo, ver qué necesitan y cómo podemos acompañarlos. Lo que nos corresponde lo queremos hacer, especialmente recuperar el sentido de pertenencia y los vínculos comunitarios”.
Sobre el estado actual del templo, el obispo informó que se encuentra en condiciones favorables para volver a operar, aunque requiere algunos ajustes menores por humedad. Consideró que las próximas celebraciones —como las fiestas guadalupanas, las posadas y la Navidad— serán una oportunidad para reactivar actividades y fortalecer la vida comunitaria.
En este sentido, destacó el respaldo que la Iglesia ha recibido de los distintos niveles de gobierno, quienes han solicitado que se sumen a las labores de reconstrucción del tejido social, reconociendo su capacidad de aportar en los procesos de reconciliación y pacificación.
“Agradezco que el gobierno federal, estatal y municipal nos pidan que nos sumemos a la construcción de la paz. La Iglesia puede aportar mucho en este tema; ojalá podamos hacerlo bien. Dios pone los momentos precisos y este es un momento ideal para recuperar este espacio y acompañar a esta comunidad”.
El obispo también habló sobre la participación de la Iglesia en el docenario guadalupano, donde cada año miles de colimenses expresan su devoción.
Señaló que en esta ocasión su participación adquiere un sentido especial, pues se vive el Año Jubilar de la Esperanza, lo que impulsa a renovar la vida espiritual de la comunidad y del propio clero.
“Hoy nos toca peregrinar a los sacerdotes y al seminario. Es un momento de mucha fe y alegría. Estamos en un año jubilar de la esperanza y también queremos alimentarla. A veces pensamos en dar y no en recibir; nosotros también necesitamos nutrirnos espiritualmente para poder acompañar al pueblo de Dios en la fe, la esperanza y el amor”.
Finalmente, Mons. Díaz Vázquez dirigió un mensaje a los fieles católicos, invitándolos a vivir con intensidad las celebraciones de diciembre y a fortalecer su esperanza en tiempos complejos. Subrayó la importancia de practicar la caridad y mantener la unidad familiar y comunitaria.
“Invito a los católicos a vivir estos días con entusiasmo. Que la Santísima Virgen María nos fortalezca en la esperanza y la fe, y que vivamos una caridad real con nuestros hermanos. Eso es lo que más nos hace falta.”
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