Bajo el sol
Por: Carlos Aguirre
Un buen día nos encontramos con la noticia de que Obrador quitaba el control de los puertos a la Secretaría de Comunicaciones y los pasaba a la de Marina. El pretexto suyo, que no argumento, era que así se acabaría la corrupción.
Nada más alejado que la realidad. Su propio Secretario de Comunicaciones tan no le creyó, que renunció al cargo, y el 23 de julio de 2020 fue anunciado por el propio presidente.
Desde entonces pensé y sigo pensando que las actividades de los soldados y de los marinos, es decir, las funciones que corresponden a las Secretarías de la Defensa Nacional y la de Marina, no deben ser otras que las de la defensa del país por tierra, mar y agua. También sigo pensando que por ningún motivo deben hacer funciones de orden civil, como se vio con todo lo que les encomendó ya sabemos quién.
Me parece que Andrés Manuel pensó que, si los soldados y marinos están formados para obedecer una sola línea de mando, en la que se privilegia por encima de todo, el rango; controlarlos a ellos no resultaría complicado y había que empezar con dejarles las manos sueltas y que nadie interfiriera ni siquiera cuestionándolos, de modo que todo el ejercicio presupuestal derivado de esas tareas que antes les eran ajenas, se consideraran perversamente, como de seguridad nacional.
Todos recordamos como los números de la construcción del aeropuerto y del inservible tren maya, se triplicaron al menos y nadie sabe realmente cuanto costaron esas obras. Lo que sí se supo, es que muchos familiares de los residentes de palacio nacional hicieron muchos negocios y muestra de ello son la infinidad de grabaciones y publicaciones que circulan en redes. Es un secreto a voces que mucha de la proveeduría la hicieron ellos y hasta hay una grabación por ahí que volvió a ser tendencia, en la que un primo de Andy hablaba de que (si como consecuencia de la calidad del balastre que estaban suministrando) se descarrilaba el tren…ese sería otro pedo.
Nunca buscó Obrador erradicar la corrupción, sino tomar control absoluto de ella, poniendo como operadores a los marinos y soldados. Así, considerando la obediencia al mando superior, no bastaba sino una llamada para tener el control de todo y con una obediencia ciega. Tanto para el ejercicio presupuestal asignado a sus obras faraónicas, como para controlar lo que ingresaba o no al país, por los puertos y aeropuertos. Por ello el control y operación de estos y de las aduanas, pasó a las secretarías que ya sabemos todos y que no deberían hacer funciones civiles.
Muy atrevida la actuación de Obrador con esto. Ambas instituciones están plagadas de hombres y mujeres comprometidos con México y han jurado defenderlo del invasor. ¿Por qué comprometer a una institución tan noble como estas, encomendándoles actividades que las distraen de su quehacer fundamental? Cierto es también, que la actuación de algunos individuos, no nos debe permitir generalizar y condenar a la institución completa.
Obrador, solía declarar mintiendo. Y algo que lo llenaba de una sonrisa burlona, era mencionar que se había acabado la corrupción y que ya no había huachicol. Ahora vemos que el propio gobierno federal al anunciar las recientes detenciones, reconoce nunca dejó de haberlo, (cosa que siempre se supo, por cierto). También nos confirma el gobierno federal que tampoco se erradicó la corrupción, con la operación de ciertas dependencias por las secretarías de defensa y marina. Nada nuevo.
Lo que sí es destacable es la valentía de la Presidenta, a la que no le tembló la mano al permitir que García Harfush actuara y desenmascarara al de Macuspana, exhibiendo que nunca se acabó el huachicol y antes, más, se tejieron redes que el tabasqueño permitió, y toleró y de las que seguramente se benefició, como él dijo al señalar que las tranzas eran del conocimiento de los de arriba, o sea de él.
¡Huachicol a la vista! Denunciaron algunas voces al interior de la Secretaría de Marina, alertando la presencia del iceberg ignorado que así estuvo todo el sexenio pasado, hasta que ya no se pudo ocultar más. De pronto se hizo visible después de una reunión que se llevó a cabo en “…términos muy cordiales”, hace menos de una semana con el Secretario de Estado Norteamericano Marco Rubio, desde luego que su venida no hace mera coincidencia.
¿Quién y qué sigue? ¿Se barrerá toda la escalera, desde arriba, o como cuestiona Pascal Beltrán del Río en su Bitácora del director de Excelsior del 8 de septiembre de 2025, solo de la mitad para abajo?
Mientras la sangre toma lugar en esta historia, anotemos el suicidio (autoasesinato, dicen algunos) del capitán de navío Jeremías Pérez Ramírez, presunto implicado en el sonado tema de la semana). Estemos pendientes, esto se pondrá bueno, apenas es el principio. Nosotros aquí, quedamos en espera, Bajo el sol.