Hay mucha tristera en los ojos

Hay mucha tristera en los ojos
Por: Ihovan Pineda

Tristera es un poemario intimista, confesional, honesto, casi autobiográfico, digo casi porque el tema no sólo es del autor, es de todos, porque todos, o muchos, hemos vivido la pérdida del padre, además, así pasa en la literatura, una vez publicado el texto ya no es de uno, sino de todos, una vez que tomas esa decisión, es para siempre, lanzas tu botella al mar y desconoces las manos que la tomarán, desconoces a quién llegará el mensaje de auxilio, el mensaje de amor, el mensaje de lo vivido, el mensaje poético que llega desde el otro lado, desde la otra orilla del pensamiento.

Tristera es un poemario integro, de unidad, redondo, y hasta circular, porque no se cierra, aun girando en torno a un solo tema, el del padre, es un tema inagotable, como la poesía misma.

Tristera se apoya en la memoria para recuperar la figura y presencia del padre que ya no está. La poesía es el medio, la herramienta, el spirit box para hacerlo. La ficción a veces supera la realidad, la acoge, la engrandece, se vale de ella, la supera y se proyecta más allá de ésta; pero la realidad es la realidad, lo que nos pasa en la vida nos pasa en vida y ahí nos duele, y nos apoyamos entonces en la poesía para soportar ese dolor, para asimilar esa realidad, para seguir acompañados de quienes ya no están. Dice Víctor Luna “La poesía es esa soga / con la que te ibas a ahorcar / y ahora vas a usar / para salir del pozo o del pantano”

Tristera es una hermosa palabra, palabra inventada, emanada de la pureza, de la inocencia y del amor más puro sobre la Tierra, la hija le dice a su padre, “papá, tienes tristera en los ojos” y entonces, como lo afirma el autor, “la belleza se sostiene en su palabra”.

Entonces, como bien lo señala Manuel Iris en el prólogo de Tristera, “hacemos poesía para confrontar a la muerte, para verla a los ojos y decirle que no va a llevarse todo lo que amamos, porque lo hemos puesto ahí, en el poema”.

En Tristera hay nostalgia, no tristeza, y todo es presente, todo se hace presencia. Los poemas están escritos con una sencillez tan profunda de tan trabajada. Aquí hay un poeta que sabe su oficio, y como muchos otros poetas, sabe que la poesía es todos y para todos, pues es ahí donde se logra la poesía y no sólo el poema.

Así pues, en Tristera “el padre es memoria … su muerte se nos cuenta entre fotografías, camas de hospital y cajas de zapatos …” es el padre que “persigna a su familia, la bendice y la visita después de muerto” escribe Christian Peña.

Para finalizar, y dejarlos ya, e invitarlos a que busquen y lean Tristera, transcribo lo que señaló el jurado del Premio Nacional de Poesía Tijuana 2022, premio al que fue merecedor este libro: “Tristera es un libro que, incluso a contracorriente de las tendencias formales de la actualidad poética, consigue desarrollar, redondear y sostener un discurso de carácter decididamente íntimo en el que la sustancia emocional, la percepción inmediata y hasta cierta desnudez o contención expresiva moldean y determinan una indagación sobre la pérdida y la ausencia, en este caso, la del padre”.

Y antes de que se me olvide, decirles que Tristera fue escrita por Fernando Trejo, se los digo hasta ahorita, por lo que ya dije arriba y porque creo que, todo buen libro supera a su autor.