Colima.- Fue un proceso abrupto, casi convulso, pasó de ser una estudiante de bachillerato a una mujer que de un día para otro, se enteró de que tenía casi 7 meses de embarazo, y de que el resto de esa etapa y las que faltaban por venir, las enfrentaría sin el apoyo de su pareja.
“Ser mamá es difícil porque tienes que dejar todo para dedicarte a tu hijo y en mi situación más porque estoy joven y estaba estudiando, es difícil porque debes enfocarte en cuidar a la personita que tienes aquí”.
Ella es Gaby, la mujer que a sus 22 años de edad cuida de su pequeño de tres años.
“Me enteré que estaba embarazada cuando tenía seis meses porque yo no tuve síntomas, más bien adelgacé, me decían que era migraña, hasta que un doctor dijo -si no tienes nada de esto, qué tienes, vamos a hacerte un examen- y salió positivo, iba a cumplir siete meses de embarazo”.
Cri-cri, como se apoda su pequeño, se muestra tranquilo mientras recibe la quimioterapia, una aguja está conectada a su cuerpo para hacerle llegar los medicamentos que combaten la leucemia linfoblástica aguda que padece. El diagnóstico llegó en noviembre del año anterior.
“Cuando te dan el diagnóstico, te sientes y culpas a todos, pero es difícil, muy difícil, pero ves la lucha que ellos ponen para salir adelante y todo cambia, si ellos luchan, cómo tú no vas a luchar por ellos”.
Indudablemente, la vida de Gaby ha cambiado, ha dejado las tareas y la mochila del bachillerato para cargar un bolso con pañales, cambios de ropa y medicamentos, aunque la diferencia mayor radica en cada vez que sonríe porque el médico le informa que “Cri-cri” muestra una mejoría.
“Híjole es una lucha que, somos enfermeras, mamás, maestras, doctoras, las 24 horas del día, y si el día tuviera más horas serían más horas de trabajo, es pesado pero es bonito (…) Lo voy a ayudar hasta donde se pueda y vamos a salir adelante”.
Derechos Reservados AFmedios