Falleció el Ing. Juan José Leaño Álvarez del Castillo, notable universitario, empresario y promotor de importantes desarrollos urbanos y agrícolas. Era hermano de los fundadores de la Universidad Autónoma de Guadalajara, el Dr. Ángel y el Lic. Antonio Leaño, ya fallecidos.

Nació el 14 de enero de 1925, por lo que recientemente había cumplido 97 años de edad. Era originario de Guadalajara. Sus padres fueron el Ing. Nicolás Leaño Vélez y Doña Juanita Álvarez del Castillo. Le sobreviven su esposa, la señora Martha Espinosa y sus hijos Juan José, Martha, Eduardo, Álvaro, Marcela, Gabriela, Adriana, Claudia, Alejandra y Sofía Leaño Espinosa.

A lo largo de la mayor parte de su vida, el Ing. Juan José Leaño Álvarez del Castillo participó activamente en el desarrollo de la UAG, una de sus actividades principales fue la apoyar a su hermano Don Antonio en la creación de empresas que apoyaron la sustentabilidad económica de la universidad.

Fue Director General y llegó a ocupar la Vicerrectoría Administrativa de la Universidad Autónoma de Guadalajara, al retirase se le confirió el nombramiento de Vicerrector Administrativo Emérito.

Entre sus contribuciones al desarrollo, que son muchas y abarcan diversas áreas productivas, destacan por su contenido social el impulso que dio a la producción de limón, en Tecomán, Colima y más recientemente diversos desarrollos comerciales e inmobiliarios.

El Ing. Leaño Álvarez del Castillo también fue un apasionado del deporte. Fue presidente del Club Tecos cuando éstos se coronaron campeones de Primera División en 1994 y fue presidente de la Federación Mexicana de Futbol, de 1994 a 1998. Durante su gestión se instituyeron los torneos de medio año en lugar de la liga de ida y vuelta que se jugaba anteriormente. También ocupó la presidencia del equipo de basquetbol Tecos cuando éste se coronó campeón del Cimeba en la temporada de 1990.

Por sus méritos como promotor del balompié nacional e internacional, le fue otorgado el Golden Award de la Federación Alemana de Futbol.

Fue reconocido y apreciado como un hombre de carácter afable, alegre, bondadoso y amigo incondicional que procuró en todos los actos de su vida el ejercicio de la Caridad y la Justicia.

Vivió como un hombre congruente y comprometido con Dios, Patria y Familia. Murió asistido con los Sacramentos y la Bendición Apostólica de la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana, rodeado de su cariñosa familia.