EL GRAN ERROR DEL 1º DE MAYO

Para Pensar
Por: Carlos Moisés HERNÁNDEZ SUÁREZ

En el siglo XIX, las jornadas laborales podían durar entre 12 y 16 horas diarias. El 1º de mayo de 1886, miles de trabajadores en Estados Unidos iniciaron una huelga general para exigir la reducción de la jornada a ocho horas.

En Chicago, durante una manifestación, la policía reprimió violentamente a los participantes. Una bomba explotó, murieron policías y civiles, y el hecho fue utilizado como pretexto para arrestar a varios líderes sindicales. Ocho de ellos fueron enjuiciados sin pruebas contundentes. Cinco fueron condenados a muerte, y desde entonces son conocidos como los mártires de Chicago.

El 1º de mayo, en realidad, se conmemoran los hechos que condujeron a la muerte de estos líderes sindicales, ahorcados un año después. Por ello, los sindicatos deberían ser los primeros interesados en mantener viva esta conmemoración.

No sé de quién fue la idea de tomar las decisiones que condujeron a la cancelación del desfile del 1º de mayo en la ciudad de Colima. No sé si el objetivo era evitar la conmemoración o si fue un resultado inesperado, pero, sea como sea, fue un grave error, y los trabajadores —me refiero a los que no forman parte del gobierno ni del sindicato, es decir, los de a pie— no lo van a olvidar.

Primero, aprendieron que solo pueden manifestarse si se les da permiso, y eso no había necesidad de exhibirlo. A algunas personas se les olvidó que, en política, la forma es fondo.

Segundo, si había miedo a las protestas, no debe olvidarse que la conmemoración del 1º de mayo es mundial, y nadie explicó a los trabajadores (y, más importante aún, nadie logró convencerlos) de que las razones eran logísticas.

Tercero, la manifestación del 1º de mayo es precisamente eso: una manifestación. No un desfile de modas. Siempre ha sido un termómetro del sentir social, y como tal, resulta útil para trabajadores, sindicatos y gobiernos.

Las ollas de presión tienen una válvula: sirve para que no exploten cuando la presión interna se eleva. No permitir que esa presión escape no le conviene a nadie.

No sé si se han dado cuenta, pero en México la oposición ya no es la derecha, sino que está naciendo la izquierda de la izquierda.