Colima.- Para nadie es una sorpresa toda la importancia de los aspectos sociales y religiosos que rodean al fallecimiento de un ser querido en México. Y ahora más que nunca, el costo económico que implica.

México, un país donde las tradiciones y el respeto hacia la muerte son profundamente arraigados, lamentablemente, despedirse de un ser querido no solo implica dolor emocional, sino también un considerable gasto económico.

En esta ocasión, exploraremos cuánto cuesta morirse en México y cómo estos costos afectan a las familias que atraviesan momentos difíciles.

Uno de los gastos más significativos al enfrentar la muerte en México es el costo de los servicios funerarios.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), los precios promedio en México de los servicios funerarios han aumentado considerablemente en los últimos años, superando con creces la inflación general.

Los costos varían según la ubicación geográfica, los servicios elegidos y la reputación de la funeraria. En algunas ciudades importantes del país, los precios pueden oscilar entre los 20 mil y 50 mil pesos mexicanos, y en casos más complejos, superar los 100 mil pesos.

La cremación se ha vuelto una alternativa más económica en comparación con el entierro tradicional.

Sin embargo, los precios también han aumentado y pueden situarse alrededor de los 10 mil a 25 mil pesos mexicanos, dependiendo de la ubicación y los servicios adicionales requeridos.

Además, los costos asociados con la adquisición de una urna adecuada para las cenizas pueden agregar gastos adicionales a la carga financiera de las familias.

Otro factor a considerar son los trámites legales y administrativos. Obtener un certificado de defunción, realizar los trámites ante el Registro Civil y obtener las actas correspondientes implica un desembolso adicional. Estos trámites pueden costar entre mil y 5 mil pesos, dependiendo de las circunstancias y la ubicación.

Pero si los familiares quieren dar una sepultura tradicional a su familiar, los costos pueden variar desde los 4 mil pesos en un panteón público municipal o en uno privado que puede oscilar entre los 30 mil hasta casi los 100 mil pesos.

Esto sin contemplar construcciones adicionales exteriores al espacio de sepultura.

Por si fuera poco, en México, es común que las familias realicen velorios y funerales prolongados, lo que implica más gastos. Los gastos relacionados con la renta de la capilla ardiente, las flores, los ataúdes, el transporte del cuerpo y la comida para los asistentes pueden acumular una suma considerable.

En resumen, enfrentar la muerte en México no solo es un proceso emocionalmente agotador, sino también financieramente desafiante para muchas familias.

Los altos costos de los servicios funerarios, la cremación, los trámites legales y los gastos adicionales asociados pueden dejar un impacto duradero en la economía de aquellos que atraviesan por estos momentos difíciles.

En este contexto, es crucial que las autoridades, las instituciones y las funerarias trabajen en conjunto para establecer mecanismos que permitan hacer frente a estos gastos de manera más asequible y transparente.

También es importante para las familias explorar opciones como los seguros de deceso o los planes funerarios previamente contratados, que podrían aliviar parte de la carga financiera en estos momentos tan delicados.

La muerte es una parte inevitable de la vida, pero no debería ser un lujo inalcanzable.

Es fundamental que la sociedad reflexione sobre cómo abordar estos costos y brindar apoyo a aquellos que enfrentan el difícil proceso de despedir a sus seres queridos en México.

 

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