Del federalismo desde Colima

Colima.- Es sabido por los verdaderos artistas que todo lo vivo además de poseer un cuerpo activo necesita de un alma, de un espíritu que lo libere de todos sus heredados atavismos, y le lleve más allá de los límites impuestos incluso por su propia cultura, o por su propio entorno de poder.

 

 

Y si la política más que una ciencia es un arte, en toda la extensión de la palabra, tal y como lo creía Octavio Paz, entonces, el mejor político es el que accede a ser un líder auténtico, contagiante de energía y decisión a sus subordinados, que desde la óptica de Antonio Gramsci, debe ser capaz de construir todo un entramado de hegemonía política, por medio de la seducción cultural, de la capacidad de convencimiento y acciones justas, social y racionalmente aceptadas por la población, y no impuestas a la fuerza desde el pináculo del poder gubernamental, o prestando más atención a los intereses monetarios y de dominio político de los muchas veces, facciosos allegados al mandatario, que a las necesidades y expectativas de la ciudadanía, como infelizmente ha sido parte substancial de las viejas maneras de hacer e interpretar la política en este país, donde Colima no es para nada la excepción.

Es así que en el caso del gobierno del estado, conducido por el que alguna vez fue un niño campesino, Mario Anguiano, la creatividad política, el ánima que busca mirando hacia el futuro interrogando a las efigies o a los especialistas más doctos en los asuntos primordiales del buen gobierno, es su aún joven secretario de administración, Oscar Zurroza, quien como no queriendo, convocó en esta ocasión, como antes lo hizo con eruditos de alto nivel para tratar el agudo problema de la inseguridad, no sólo a cuatro lúcidos ex gobernadores para disertar desde esta triangular provincia colimota, acerca de los problemas del federalismo mexicano, hoy, sino que también, además de ser invitada, hizo acto de presencia la ex candidata a la gubernatura 2009, por Acción Nacional, la senadora Martha Sosa, acompañada de su colega, el villa alvarense, Jesús Dueñas, y connotados delegados federales albiazules; de tal modo, que reunidos en el auditorio Ramón Barreda Cedillo, del complejo gubernamental estatal, el primero en tomar la palabra entre Alberto Cárdenas, ex gobernador de Jalisco, y sus similares, Ricardo Monreal de Zacatecas y Fidel Herrera, de Veracruz, fue el ex gobernador de Colima, Carlitos de la Madrid, el cual, haciendo gala de un fino sentido del humor, cosa rara entre los políticos y académicos colimotes que suelen ser muy solemnes en sus exposiciones públicas, de entrada dijo que no creía en este tipo de federalismo mexicano, pues en su periodo como gobernador, 1991-97, se dio cuenta de que los mandatarios estatales muchas veces son tratados como limosneros por el gobierno federal. En su caso, mucho le hizo sufrir Pedro Aspe Armella, ideólogo extremista del neoliberalismo, ex secretario de Hacienda y Crédito Público del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, quien le impuso al también notario público, De la Madrid Virgen, una drástica reducción de 300 empleados de su gobierno, que como consecuencia, realizaron movilizaciones, toma de palacio de gobierno y un sinfín de presiones con el objetivo de resarcir su perdido empleo.

En aquella época no muy diferente a la nuestra, la mayoría de los gobernadores eran designados por el poder presidencial, y se comportaban como virreyes o déspotas medianamente ilustrados. Apuntó.

Cosa curiosa que no hay que olvidar, es que la gubernatura de don Carlos de la Madrid, se dio a contrapelo de la decisión de Carlos Salinas, quien intentó imponer a Socorro Díaz como suprema mandataria estatal, lo que provocó la inconformidad del entonces poderoso grupo Universidad y de parte relevante de la tradicional oligarquía local, que sexenio tras sexenio, es un factor central de poder y de influencia a veces no muy sana, en las decisiones sobre todo económicas  del gobernador en turno, hasta nuestros días.

Don Carlos de la Madrid terminó su exposición comentando que quizás desde la Conferencia Nacional de Gobernadores, CONAGO, sea factible impulsar de manera más decidida mayores espacios de auténtico federalismo, sobretodo en el ámbito fiscal y hacendario. Aunque al respecto vale anotar que actualmente la CONAGO se encuentra paralizada y  muy polarizada, debido a lo adelantado en que se encuentra el proceso por la sucesión presidencial hacia el 2012.

El ex mandatario jalisciense de 1996 al 2001, Alberto Cárdenas, realizó una erudita exposición, viéndose muy noble al entregarle a Oscar Zurroza, todo un documento sobre el federalismo en el mundo, hoy, concluyendo que “no hay federalismo feliz”.

Antes, el que fue también alcalde de Zapotlán el Grande, en dos ocasiones, o en 1992 y 1994, y posteriormente primer gobernador panista de la alternancia jalisciense al derrotar por primera vez al PRI en ese estado, proceso que indudablemente influyó en la dinámica política colimense y en la  masiva oposición al PRI local, principalmente con las grandes movilizaciones ciudadanas antipriístas, desarrolladas en Colima en 1997, contra el entonces  candidato del PRI a la gubernatura, Fernando Moreno, el ingeniero electricista, Alberto Cárdenas Jiménez, fue contundente al sostener que una de las claves para consolidar al régimen federalista es dándole mayor poder al municipio y por supuesto a los estados, realizando en su exposición una breve pero pertinente reflexión histórica haciendo alusión a la Constitución de Cádiz de 1812, que in dudablemente incidió en los padres de la patria y la independencia mexicana, en el sentido de que en la Constitución gaditana ya se concebía al pueblo como el depositario en última instancia del poder político y la soberanía nacional. Espíritu que se plasmo de algún modo en la Constitución mexicana de 1824, cuando nuestra nación tenía alrededor de 4 millones de kilómetros cuadrados, 17 estados y dos territorios, entre ellos Colima.

Cárdenas sin embargo reconoce que en la actualidad, si bien falta mucho para cristalizar un federalismo pleno en nuestro país, ha habido avances reales, poniendo como ejemplo que en su época de alcalde de Ciudad Guzmán, este ayuntamiento manejaba 10 millones de pesos frente a los 170 millones de la actualidad.

Fidel Herrera, por su parte, ex de Veracruz del 2004 al 2010, dijo creer en el federalismo aunque reconoce que el concepto de origen ha sido deformado. Confundiendo un régimen hipercentralista y presidencial llamado formalmente “federalista”.

Pone como ejemplo los ámbitos fiscal y educativo en los que el federalismo es más supuesto que real, quejándose que en el caso de Veracruz, no hay una verdadera justicia distributiva para un estado que por sí mismo aporta a la federación, 600 mil barriles diarios de petróleo o el 50 por ciento de la azúcar que se consume en todo el país.

Este falso o relativo federalismo y sus prácticas centralistas y presidencialistas alcanzan a determinar en parte importante, las decisiones del Congreso de la Unión, así como del poder judicial. Agregó.

No somos todavía pues un país federalista sino que apenas aspiramos a serlo, dado que el gobierno federal sigue entregando a cuenta gotas y con múltiples condicionantes, recursos financieros o de obra pública que estados y municipios necesitan, adujo el ex mandatario veracruzano, quien concluyó su intervención  refiriéndose como sólo por concepto de ingresos petroleros, el gobierno federal con el barril de hidrocarburo al alza, ha obtenido “recursos inenarrables”, que difícilmente llegan a las regiones con una política de mayor equidad.

Eso sin contar los 104 mil millones de dólares en reservas de divisas que usufructúa el mismo presidente de la República, y una cantidad similar, en el sistema de pensiones controlado por el gobierno federal.

Ricardo Monreal, quien fungió de de 1998 al 2004 como supremo mandatario de Zacatecas, fue muy claro al relatarnos como a él, si le tocó incluso hacer una multitudinaria marcha desde su estado hasta el DF, en el periodo de Ernesto Zedillo como presidente del país, 1994-2000, para que le entregaran 900 millones de pesos a su gobierno, que las autoridades federales le esquilmaban, incluso por ser un gobernador de la oposición perredista.

Monreal fue por  mucho, el mejor de los expositores en esta ocasión, sin perder el sentido del humor, combinado con una posición lúcidamente critica tanto al conservadurismo beato del PAN como a los faltos totalmente de autocrítica, gobiernos del PRI. Pues en el breve tiempo de su disertación, hizo una didáctica retrospectiva histórica de las sucesivas constituciones mexicanas, como la federalista original de 1824, de fuerte ascendencia liberal, la centralista de 1836, la de 1857 en la que no había senadores, pasando por una serie de comentarios sobre los autores que han tematizado el problema del federalismo desde una óptica progresista, como son Montesquieu, Rosseau, el abate Sieyes, Hobbes, Locke, y la misma historia de los Estados Unidos y la aún inspiradora Constitución de los Estados Unidos, emanada de la Convención de Filadelfia, en 1787.

Lo único que le falta a este tipo de conferencias, organizadas por la Escuela de Gobierno y Gestión Pública, dependiente de la secretaría de administración conducida magistralmente por Oscar Zurroza, es abrir el debate con el público, pues desde Colima el problema del federalismo es tematizable en los términos expuestos por los expositores, pero sin olvidar el problema limítrofe con el estado y gobierno de Jalisco, hasta ahora no solucionado por ninguna instancia de poder, particularmente por el Senado de la República que se ha visto incapaz de abordar con justicia histórico regional esta cuestión, que tarde o temprano va estallar…

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