¿Cuánto necesita Santa Claus para que haya regalos en Navidad?

BURÓ DE CRÉDITO // ¿Cuánto necesita Santa Claus para que haya regalos en Navidad?

POR: Wolfgang ERHARDT

Santa Claus enfrenta un gran reto que haría palidecer a cualquier director de administración y finanzas: lograr darle un regalo a todos los niños del mundo y hacerlo en una sola noche.

Veamos la situación financiera y los retos que tiene Santa Claus y que se incrementan año con año… Empecemos con que se estima que hay alrededor de 2 mil millones de niños en el mundo. Supongamos que Santa está un poco apretado en sus finanzas y decide que gastará, en promedio, 500 pesos por regalo. No es un iPhone, pero tampoco una pelota inflable.

Con ese monto, el presupuesto total tendría que ascender a un billón de pesos. Ningún asesor financiero responsable le recomendaría a Santa pagar todo de contado –en caso de contar con todo ese efectivo– porque afectaría su liquidez. Aquí entra la línea de crédito.

Si Santa tuviera acceso a una línea revolvente con una tasa preferencial (digamos que por su historial impecable en Buró de Crédito le ofrecen el 12% anual), podría financiar parte del gasto. Si decide cargar el 50% a crédito, necesitaría una línea de al menos 500 mil millones de pesos. Eso sí, pagar solo el mínimo seguiría siendo un error financiero incluso por los intereses.

La pregunta clave es: ¿de dónde salen los ingresos? Santa no parece tener un sueldo tradicional, pero sí un modelo productivo interesante. Tiene una fábrica propia –que le pudiera servir como garantía para un préstamo–, duendes que aparentemente representan costos laborales bajos pues nadie ha visto que se formen en algún cajero para retirar dinero de su nómina.

Santa también tiene una marca global con un posicionamiento perfecto que le permitiría monetizar su imagen —“merch”, películas, patrocinios— podría generar ingresos constantes durante todo el año.

Supongamos que Santa necesita cubrir no solo el costo de los regalos, sino también intereses, logística, renos, mantenimiento del trineo y una reserva de emergencia (porque incluso en Navidad hay imprevistos). Digamos que su meta anual de ingresos sea de 700 mil millones de pesos. Dividido entre 12 meses, necesitaría generar cerca de 58 mil millones de pesos mensuales.

Desde una óptica de finanzas personales, Santa hace varias cosas bien. Primero, planea con anticipación. Segundo, diversifica el riesgo: no depende de un solo ingreso, sino de una marca fuerte. Y tercero, usa su línea de crédito de forma responsable.

La operación de Santa funciona además porque hay una lógica clara: metas definidas, recursos alineados y ejecución disciplinada. Hay planeación, previsión y un entendimiento muy claro de hasta dónde se puede llegar sin comprometer el futuro.

En la vida real, muchas personas hacen lo contrario: gastan primero, se endeudan después y esperan que los ingresos futuros resuelvan el problema. Santa, en cambio, sabe cuánto cuesta su misión, calcula qué parte puede cubrir con ingresos propios y qué parte puede financiar sin poner en riesgo su estabilidad.

También hay una lección importante sobre escala. Cuando los gastos crecen, la improvisación deja de ser opción. Un regalo de 500 pesos para miles, millones o miles de millones de niños obliga a pensar como administrador, no como consumidor. En menor escala, lo mismo ocurre cuando planeamos un viaje, una boda, un coche, una casa o la educación de los hijos. No se trata de dejar de soñar, sino de ponerle números a esos
sueños.

Una Navidad planeada y responsable es una feliz Navidad.