Uruapan, Michoacán.- 7 de noviembre de 2025.- Este viernes Uruapan despertó más unido que nunca. Miles de ciudadanos volvieron a salir a la calle de manera pacifica para externar su repudio contra el gobierno federal y estatal por el asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan.

Los ciudadanos de este municipio no se han conformado ni con la retórica oficial federal, ni estatal, no les creen y no tienen miedo en protestar una vez más, están hartos.

La respuesta de michoacanos no se ha hecho esperar y no ha parado desde el asesinato de Carlos Manzo. Este viernes, Uruapan vive una jornada de unidad. A las diez de la mañana, una marcha silenciosa recorrió el Paseo Lázaro Cárdenas hasta llegar a La Pérgola.

Participarán trabajadores del sector salud, maestros, empresarios, aguacateros, empleados municipales y ciudadanos comunes. Durante dos horas y media, la ciudad se detendrá: gasolineras, comercios y dependencias suspenderán actividades en señal de duelo y exigencia.

No hubo gritos ni consignas violentas, sólo el eco de una demanda compartida: “Justicia para Carlos Manzo, paz para Uruapan.” Al frente caminará su viuda, Grecia Quiroz, ahora alcaldesa interina, acompañada de una marea de sombreros que simbolizan la continuidad del movimiento que su esposo encabezó.

Así amanece Uruapan: con el peso de la tragedia sobre los hombros, pero también con una fuerza colectiva que no se apaga. Entre retenes y flores, entre el sonido metálico de las armas y los pasos en silencio, la ciudad clama por lo que Carlos Manzo buscó en vida: una región libre de miedo y digna de justicia.

En tanto, elementos federales, patrullas, vehículos blindados y elementos de la Guardia Nacional revisan con precisión cada unidad que cruza la autopista Siglo XXI. Donde antes se levantaban polvaredas del tránsito cotidiano, hoy se alzan retenes federales: símbolo visible de un territorio que intenta recuperar la calma.

¡Qué lástima! que la seguridad llega después de que asesinaran a quien pidió meses antes esa ayuda. Pero esa es la realidad.

A un costado del camino, policías municipales y fuerzas federales coordinan filtros preventivos. Si un vehículo levanta sospechas, los agentes ordenan detenerlo, revisan su interior y verifican documentos. Las armas cortas y largas relucen bajo el sol, mientras las miradas uniformadas no pierden el horizonte.

Este despliegue no es casual. Forma parte del reforzamiento operativo acordado por la Federación tras el asesinato del alcalde Carlos Manzo, ocurrido el pasado sábado por la noche. El edil, líder del movimiento independiente conocido como la sombreriza, fue atacado a balazos cuando regresaba a su domicilio. Recibió siete impactos de arma de fuego, uno de ellos mortal.

La noticia cimbró no sólo a Uruapan, sino a toda la región aguacatera. Manzo había denunciado semanas atrás los constantes ataques contra policías municipales en esta misma zona, utilizada por grupos criminales para el robo de vehículos y el escape hacia Lombardía o Pátzcuaro. Por eso insistía en instalar filtros de revisión; paradójicamente, el operativo que él mismo impulsó se materializa ahora tras su muerte.

Durante los últimos días, soldados del Ejército, agentes de la Guardia Nacional y elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana Federal han llegado a reforzar la seguridad en la cabecera municipal. Su misión: encontrar a los responsables materiales e intelectuales del crimen y, al mismo tiempo, emprender un proceso de pacificación en la región.

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