En palabras Llanes
Por: Alberto LLANES

Guille ha sido mi maestra muchas veces, sin necesidad de estar uno frente al otro en un salón de clases; aunque sí hemos estado en algún salón o recinto parecido y me explico.

En primer lugar; quiero decir que le digo Guille por el cariño que le tengo; que le hablo de tú por ese mismo motivo y que eso de decirnos licenciados, maestros o doctores, simplemente no va ni con ella, ni conmigo. Ella es Guille y yo soy Beto y ya.

El primer lugar donde estuve como alumno de Guille fue en las jornadas del libro universitario Altexto de por allá el cada vez lejano 1999; yo asistía a los talleres literarios que se ofertaban en esas jornadas, conste que estoy diciendo que es la primera vez que, digamos, compartimos esa experiencia alumno/maestra, no así la primera vez que la conocí, de esto hablaré poquito más adelante.

En aquellos ayeres Guille era la tallerista de las jornadas del libro universitario, que se organizan año con año «salvo el pandémico 2020 y todo gracias a caldito de murciélago que se suspendieron»; yo entonces era un incipiente alumno de la Falcom, ávido por leer, escribir, beber y fumar y… en ese orden… como si no hubiera mañana.

Con Guille me ha pasado algo curioso que espero estar replicando con mi alumnado y que declararé a continuación; he asistido a sus talleres y luego se me ha cumplido el sueño de, yo mismo, dar esos talleres, cosa que le agradezco porque aprendí de ella, sin duda. Actualmente, estoy dando varios talleres en la Universidad de Colima, el semestre que está terminando, mi taller, el que abro cada semestre, quedó en manos de mi alumna Cristina Yunuén Sánchez Calvillo que me dijo algo bien hermoso: «Llanes, has cumplido mi sueño de dar un taller de poesía», guardé esas palabras en mi corazón por algunos días, hasta ahora, en esta noche que las comparto con todos y todas ustedes; al oír esto, inmediatamente pensé en Guille, Guille hizo realidad mi sueño al convertirme, quizá sin que ella ni yo misma nos diéramos cuenta, en tallerista, gracias por esto, Guille.

La siguiente ocasión que estuvimos frente a frente como alumno y ella como maestra, además de cada año asistir a los talleres de Altexto, creo que no fallé a ninguno «mientras fui estudiante y luego de egresado también iba», fue en una sesión del diplomado de la SOGEM en su versión Colima. Yo en ese tiempo andaba de rebelde «sí, mucho más que ahora, ahora soy un pinche gatito que el sistema a hablando a base de bonos, quincenas, seguridad social y otras tantas prestaciones de ley que a veces pienso si son tan necesarias, pero sí, a veces sí lo son, pero bueno, esto es tema para el after de este homenaje». Mi rebeldía consistió en renunciar al periódico en el cual trabajaba en ese momento «que no diré cuál es para no quemar al Diario de Colima» e irme todas las tardes, maravillosas, por cierto «porque sí, valió la pena todo y siempre ha valido la pena» a tomar esas clases de escritura con grandes maestros y maestras, recuerdo haber asistido a clases de creación en diferentes géneros literarios con: Eduardo Antonio Parra «antes, mucho antes de que fuera tan famoso como lo es ahora», Bernardo Ruiz, Mónica Lavín, Estela Leñero, Dolores Castro, Gerardo de la Torre, Teodoro Villegas etcétera, se me escapan los nombres… y, por Colima, si mal no recuerdo fue la clase de cuento, con Guille Cuevas y ahí estuve, aprendiendo, no le hace que no tuviera trabajo, ese acto de rebeldía me permitió, posterior, ingresar a laborar en el año 2005 y unos días después de haber renunciado abruptamente al diario, en la Universidad de Colima y aquí sigo, casi veinte después… corrí con suerte, sí, quizá… quizá los astros, quizá el universo, quizá la estrella de los Cowboys, quizás, quizás, quizás, como dice aquella hermosa canción.

Sin embargo, ahí tampoco conocí a Guille Cuevas, ni en Altexto, ni en la Sogem, no, la conocí en el Cedart, por medio o por culpa de Zaira «digo, es que alguien debe de tener la culpa». Yo también tuve la culpa, debo decirlo y reconocerlo, porque jamás me imaginé estudiar en el Cedart; es más, ni lo conocía, ni sabía de él; yo no sé si Zaira pensó alguna vez estudiar en el Cedart, pero coincidimos, ella un grado más abajo que yo, pero, como soy ajonjolí de y para todos los moles y de pronto y cuando quiero también porque soy medio mamón dice Mirna y lo ratifica mucha gente que me dice: «es que yo no te hablaba porque tienes cara de mamón» y sí, lo soy, pero cuando quiero, hablo hasta con las piedras o dormido; entonces, me relacioné muy bien con el resto del grupo de amigas/os de Zaira y con Zaira misma, al grado de, bueno, estar ahora leyendo estas palabras frente a ustedes, gracias por la invitación, espero no regar tanto el tepache.

Así que, por culpa de Zaira, por culpa mía o del destino, aquí estamos, Zaira me dijo que su mamá era escritora, ¡tras!, algo vibró en mi corazón, en mi espíritu, en mi esencia, se oía chido eso, ser escritora, ser escritor; no recuerdo si le revelé a Zaira en ese momento que yo escribía cosas, cargaba una libreta hippie, con mi vestuario todo hippie, mis lentes hippies y mi morral hippie, con olor hippie a todos lados, antes no había nada de telefonía inteligente y uno tenía que echar mano de la escritura, vaya la redundancia, a mano. Cuando Zaira me dijo que su mamá era escritora se iluminó un camino al momento negro y hippie obviamente para mí.

Ahí, en las reuniones de padres de familia del Cedart «reuniones, debo decirlo y reconocerlo también, muy sui generis», fui cómo conocí a Guille, y luego conocí su casa en Los Regalado y luego su casa en Paseo de los blablablá, no daré la dirección completa para no regarla y luego conocí sus obras, las fui leyendo, fui adentrándome en ese mundo de sueños, de fantasía, de ficción, aderezado con realidad que me gustó un chingo, mezcla de blues, rock, jazz en sus poemas o con aquel separador en forma de miembro viril, que tanto asombro causó en las chicas del salón de Letras y Periodismo cuando ya era estudiantes de la Falcom y que Guille fue a presentar a uno de los salones; hablo del famoso diccionario Mary Escroto´s, and fuckers como le decíamos nosotros, chiquillos irreverentes, a ese documento.

Fuimos rivales en un momento, pero ese día ni la hice de tos, yo estaba bien emocionado por ella y por mí y me explicó; y es que me dio mucho gusto que ganara el primer lugar en el Certamen Estatal de Cuento Gregorio Torres Quintero, en el año 2002 con el libro: Pilar o las espirales del tiempo; yo obtuve una honrosa, creo, mención terrorífica con mis devaneos literarios en el libro Aquí se escribe un cuento, todavía hay quienes me preguntan por ese cuento en donde los pedos son de colores, cuento que viene, justamente, en ese libro, en fin. De esta noticia me enteró el gran maestro Manuel Delgado, yo estuve feliz, repito, por Guille y por mí.

Guille ha sido guía literaria, editora, lectora, maestra, amiga, a veces madre, compañera ha estado en momentos buenos y malos de mi vida; espero yo también estar en sus momentos buenos y en los malos… deseo que la vida nos siga uniendo por el amor a la palabra escrita, a las aventuras literarias o con Sherezade y sus dos cachorritos que lleva para todos lados, que sigamos conociendo a grandes amigos y amigas escritores como a Carmen Villoro, Guillermo Samperio, Agustín Monsreal, Hernán Lara Zavala, Eraclio Zepeda, Lauro Zavala, Pedro Ángel Palou, Guillermo Vega Zaragoza, Bernardo Ruiz, Teodoro Villegas, Juan Villoro, Juan Gelman, Dolores Castro, Estela Leñero, Trino etcétera; y espero que sigamos coincidiendo en la entrega del premio narrativa Colima para obra publicada, casi casi caño ahí también y además nos vemos.

Qué Dios, que es un perdonavidas, me disculpe por este texto irreverente pero escrito con profundo amor, con cariño y desde la inconsciencia de un adolescente que, gracias a los muchos consejos, literarios y no de Guille, ha andado por esto que los humanos hemos llamado vida hasta llegar a esta, digámosle así, madurez o ser más consciente, pero es que este escrito no podría ser de otra forma sino irreverente y, como dijera Pablo Neruda, sino así, de este modo, en que no soy ni eres, tan cerca, que se cierran tus ojos con nuestros sueños, gracias, querida Guille y gracias a todo este hermoso público que nos acompañó esta noche.