El pez sin el agua
Por: Rubén PÉREZ ANGUIANO*
Debo admitir que nunca escuché el término huachicol hasta que lo mencionó el entonces presidente Andrés Manuel. Dijo que en su administración el huachicol se erradicaría y un poco después dijo que ya había cumplido, es decir, que ya no existía. Con los años nos dimos cuenta que era una más de sus afamadas mentiras.
Por esa época tuve que indagar para comprender que, en su origen, se le decía huachicol o guachicol al alcohol adulterado y que el término evolucionó para designar al combustible sustraído ilegalmente, es decir, a ese combustible que entra al comercio gracias a la incisión de ductos, el robo de depósitos o la corrupción a gran escala.
El caso es que el famoso huachicol no se extinguió durante el mandato del presidente Andrés Manuel y hasta es posible que se haya incrementado y fortalecido. Ya se sabe: cuando este personaje dice una cosa es que quiere decir lo contrario. En fin, lo cierto es que se trata de una actividad ilegal que deja muchas ganancias y por ello llama la atención de la delincuencia organizada y de los funcionarios corruptos en todos los niveles.
El huachicol, como muchos delitos complejos, exige de entendimientos con las estructuras de gobierno, pues de otra forma sería imposible. No se habla de pequeñas perforaciones en ductos para llenar unas cubetas, sino de operaciones a gran escala que exigen de una infraestructura compleja.
Hace algunos meses se logró un decomiso de 10 millones de litros de combustible en Tamaulipas. El tamaño del decomiso y la utilización de buques eran indicios claros de una red criminal vinculada al poder: No era posible que una pequeña banda operara con impunidad, sin ligas con la estructura de mando de la entidad y de otras instancias. Las investigaciones siguieron hasta que se informó de la detención de 14 personas, entre ellas marinos en activo, ex funcionarios de aduanas y empresarios.
El personaje notable, hasta el momento, es el vicealmirante Manuel Roberto Farías, quien fue comandante de la región naval con sede en Puerto Vallarta. Su hermano, un contralmirante, está prófugo. Estos hermanos tienen una relación familiar cercana con quien fue el secretario de Marina durante la administración del presidente Andrés Manuel, el almirante Raúl Ojeda.
La historia tiene vínculos con nuestra entidad, según lo que informan algunos medios nacionales. Se dice que el homicidio del contralmirante Fernando Rubén Guerrero Alcántar, ocurrido el 8 de noviembre pasado en Manzanillo, fue resultado de una denuncia que presentó contra los hermanos Farías.
Es notable que se detenga a mandos navales que denigraron su uniforme y su trayectoria. Ello abre esperanzas de que los grandes operativos contra la corrupción se mantengan en los siguientes años. No podemos ignorar que si participaban altos mandos navales es lógico que existan altos mandos civiles involucrados. Pronto se sabrá.
Es importante añadir algo: existen denuncias de periodistas como Héctor de Mauleón que señalan la complicidad de mandos estatales de Tamaulipas con las redes de huachicol y otro periodista, Carlos Loret, denunció desde 2022 la participación de los famosos hermanos Farias, entonces muy poderosos en la estructura de la secretaría de Marina, en negocios ilícitos.
*Rubén Pérez Anguiano, colimense de 57 años, fue secretario de Cultura, Desarrollo Social y General de Gobierno en cuatro administraciones estatales. Ganó certámenes nacionales de oratoria, artículo de fondo y ensayo. Fue Mención Honorífica del Premio Nacional de la Juventud en 1987. Tiene publicaciones antológicas de literatura policíaca y letras colimenses, así como un libro de aforismos.