Colima.- Tras el paso de los huracanes “Ingrid” y “Manuel”, en septiembre pasado, la noche se les vino encima a los pequeños productores agrícolas de Martín de Cuilapan, en el estado de Guerrero.
En ese Municipio, emblemático de la Cruzada contra el Hambre, el Instituto interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA, puso en ejecución un modelo de innovación y extensionismo para la seguridad alimentaria que permitiera a los pequeños agricultores mejorar su productividad y tener un impacto positivo en sus vidas.
Junto con el IICA, los campesinos se han contado con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Social, (SEDESOL), la Universidad Autónoma de Guerrero, UAGro y el Municipio de Mártir de Cuilapan.
Tras la desgracia climática de septiembre, en las Escuelas campesinas (ECAs), creadas por el IICA, los productores continuaron desarrollando el ciclo productivo de sus plantaciones de maíz, hasta llegar a noviembre-diciembre, donde efectuaron sus cosechas. Hoy, todo el maíz está resguardado en sus casas y guardados en silos metálicos o bidones.
Una de las muchas buenas noticias que constataron los productores es que, por primera vez, en promedio, el rendimiento del maíz pasó de 1 a 6 toneladas por hectárea.
Según Armando Rodríguez, ingeniero agrónomo, con doctorado en edafología en COLPOS, consultor del IICA y coordinador del proyecto en Mártir de Cuilapan, estos buenos resultados se deben fundamentalmente al aumento de la densidad de plantas (se pasó de 30 a 60 mil plantas por ha); se usó fertilizante al momento de siembra y al primer aporque y se hizo control de malezas, plagas y enfermedades.
“Y algo muy importante, agrega, el trabajo efectuado en las aproximadamente veinte ECAs, con una metodología participativa, ha permitido a los casi 400 productores – la mayoría mujeres – recuperar su autoestima. Saben ahora que tienen que atender su parcela y que pueden hacerlo; saben que el cultivo no lo deben dejar abandonado; necesita manejo, un trabajo activo y constante; aprendieron, y así lo confirmaron, que pueden incrementar el rendimiento”.
El ciclo del maíz se reiniciará en marzo próximo con la preparación del suelo para exponerlo al sol e iniciar el combate de las plagas y comenzar la siembra en mayo o junio próximo cuando se inicie la temporada de lluvia, ya que todo el cultivo es de temporal.
Creación de huertos familiares comunitarios. Los productores, además, asumieron desde octubre un nuevo desafío. Después de la tragedia climática ||y ante la imperiosa necesidad de alimentarse, nuevamente, asesorados por el IICA, y producto de las ECAs, se dieron a la tarea de preparar huertos comunitarios para hortalizas. Actualmente son 14 huertos, con una extensión promedio de mil metros cuadrados. En cada una de ellas hay alrededor de 12 gentes, de distintas familias, lo que permite la participación de más de 150 personas.
El IICA los apoya en asesoría técnica, semilla y riego (a corto plazo esperan contar sistemas de riego a goteo). Los productores aportan su terreno y el trabajo. En estos momentos ya están trabajando y conociendo todo lo relacionado con la horticultura, manejan los cultivos y aprendiendo a controlar plagas y enfermedades.
De esta forma ya los huertos muestran los frutos del esfuerzo: calabacitas, rábano, pepino, frijol ejotero, cilantro, huauzontle, jitomate, tomate, chile, col, lechuga, cebolla.
Sus siembras y plantaciones se han hecho de manera rotatoria en cada huerto con el objeto de que haya cosecha permanente en una extensión larga de tiempo.
“En la comunidad San Marcos, ya se han cosechado los primeros rábanos que permiten alimentar a quienes participan en la comunidad, e incluso vender a vecinos”, asegura Exequiel Sánchez, ingeniero agrónomo, coordinador de las brigadas en terreno, quien lleva 30 años haciendo labores de extensionismo en las 6 regiones de Guerrero, cuatro de las cuales, dice, conoce como la palma de su mano.
“Trabajar con el IICA ha sido una satisfacción muy grande, en especial, lo digo, por las respuestas de los productores que hoy se sienten acompañados. Nos hemos ganado su confianza ya que antiguamente llegaba un extensionista, los visitaba una vez y nunca más volvía. Saben que hoy estamos a su lado y la mejor prueba de ello fue en septiembre cuando nos vimos afectados por los huracanes.”, asegura Sánchez.
Destaca el trabajo de las escuelas y la participación de las mujeres en las labores del campo. Son ellas las más entusiastas y sólo piden que continúe el acompañamiento de asistencia técnica del IICA el próximo año y que no se les abandone.
“Ya hemos aprendido mucho y queremos conocer más para poder llevar el alimento a nuestros hogares”, señalan las mujeres campesinas con las cuales los técnicos, repartidos en dos brigadas, están en contacto diario.
Los pequeños agricultores de Mártir de Cuilapan se preparan para el próximo año. Están convencidos que 2014 será el año para asumir los conocimientos adquiridos, aumentar su productividad y llevar alimento a sus familias que les permita una vida más digna. BP