Analizan ventajas y desventajas de las microcredenciales para certificar competencias

El uso de las microcredenciales en las Instituciones de Educación Superior (IES) de México, no sólo busca ayudar a que los estudiantes adquieran experiencia mientras estudian, sino a las y los estudiantes que por alguna razón abandonaron sus estudios. En esta idea coincidieron funcionarios de la SEP y de las IES, que participaron este miércoles 12 en el panel “Más allá del título: la flexibilización de la educación superior a través de microcredenciales”, que se realizó en el campus el Naranjo de la Universidad de Colima en Manzanillo, como parte de la Conferencia Internacional ANUIES 2025.

Y es que, de acuerdo con Carlos Iván Moreno, director general de Educación Superior y Universitaria de la Secretaría de Educación Pública, en los últimos 10 años, tres millones de jóvenes en México abandonaron sus estudios de educación superior. “Esos jóvenes salieron del sistema sin reconocimiento, con estudios truncos, con un reconocimiento de créditos que no tiene valor, pero que en muchos casos aplican sus conocimientos en trabajos reales, y con las microcredenciales podemos ayudarles a dignificar lo que aprendieron y a reconocer lo que saben. Ése debe ser el nuevo enfoque”.

Esta propuesta “implica el progreso”, dijo Marlene Mendoza González, directora general de Universidades Tecnológicas y Politécnicas de la SEP, porque no sólo abonan al sistema educativo nacional, sino a quienes dejan truncos sus estudios. “¿Por qué?, porque las microcredenciales las vamos adquiriendo a lo largo de la vida del ejercicio profesional y en muchas ocasiones hasta cambia nuestra vocación, en la cual fuimos formados, y esto nos da una nueva oportunidad de recertificarnos”.

En muchas ocasiones, agregó la funcionaria, se menosprecia al profesionista sin título. Sin embargo, “los conocimientos no sólo se adquieren en la escuela, sino a lo largo de la vida, y eso también tiene que reconocerse. Pero también da oportunidad a los estudiantes en formación -destacó-, de adquirir habilidades durante su proceso formativo y que sean reales”.

Para Mendoza González, las microcredenciales ofrecen oportunidades de recertificación y actualización profesional, pero también plantean retos importantes: actualizar los planes y programas de estudio para incorporar este nuevo modelo, y mantener la ética educativa garantizando que las certificaciones sean auténticas y formativas.

Carlos Guillermo Elizondo Ancer, director general de Territorium, empresa mexicana pionera en billeteras digitales y LER (Letra Electrónica Registral, que en México forma parte del sistema registral moderno para la gestión de bienes y actos jurídicos), compartió que las microcredenciales representan una revolución educativa reconocida por la UNESCO. De hecho, dijo que se estima que esta industria representa entre 100 y 200 mil millones de dólares, y que se espera que para el 2030 llegue a mil millones de dólares, e incluso a billones. Sin embargo, dijo, “este proceso ocurre fuera del sistema educativo formal y en plataformas privadas.

Lo que se busca entonces, dijo Iván Moreno, “es que el proyecto se dé en un sentido social, más público, más orientado al cierre de brechas y no solamente para quien pueda pagarlas. Por ello, el gobierno de México busca crear un marco regulatorio flexible que defina las microcredenciales en el contexto mexicano, distinguiendo entre las genéricas (de la industria) y las académicas (avaladas por universidades). Estas últimas deberían ser validadas y reconocidas por las instituciones de educación superior, incluyendo aprendizajes formales e informales”.

En este sentido, Carlos Guillermo Elizondo Ancer, director general de Territorium, empresa mexicana pionera en billeteras digitales, celebró que el gobierno federal y las universidades impulsen estas iniciativas. Sin embargo, dijo que se avecinan dos retos importantes: que todas las universidades deberán tomar parámetros que les permitan unificar equivalencias entre las instituciones y el abandono de los estudiantes que inician el curso para tener una microcertificación.

“¿Cómo creamos los incentivos para que los muchachos se certifiquen? Desde mi perspectiva hay dos incentivos: laboral y académico. Si yo ya tengo un conjunto de certificaciones y esas certificaciones me ayudan a avanzar semestres y acelerar mi proceso de un título, entonces voy a buscar certificarme. Esto implica un reto de organización, pero si definimos estándares claros y reglas claras, vamos a avanzar más rápido”.

Por su parte, Jonathan Rosales, director de educación virtual del Instituto Politécnico Nacional, habló de su experiencia en la implementación de microcredenciales. Ellos han generado microcredenciales que ya están operando con 2 mil 950 alumnos, dentro de los 295 programas académicos, tanto en nivel medio superior como en el superior.

“Es muy importante que escuchemos hacia dónde vamos a tener que dirigirlos, y con base a ello irlos implementando. Como academia tenemos personas expertas que nos pueden ayudar en la implementación, así como ser puentes con las empresas. Aunque la formación formal sigue siendo prioritaria para muchas instituciones públicas y privadas por el tema de empleabilidad, en algunas industrias el tema de la certificación de conocimientos técnicos muy puntuales es fundamental para poderlos emplearlos”.

Los retos e implicaciones de las microcredenciales

De acuerdo con los panelistas, sería importante dejar el modelo de “gratificación retardada” de la universidad tradicional, donde los estudiantes esperan años para obtener reconocimiento. “Este nuevo sistema permitiría acreditar competencias parciales y saberes adquiridos, evitando que quienes abandonan los estudios se queden sin evidencia de sus aprendizajes y facilitando su empleabilidad”, dijo Guillermo Elizondo.

Sin embargo, también tiene retos, como la verificabilidad. “En el título va el sello de la institución y la firma del rector, pero en las microcredenciales se tendrían que usar tecnologías como las blockchain para evitar falsificaciones y la estandarización, para que las credenciales sean compatibles entre universidades”.

Otro de los retos, dijo Marlene Mendoza, es fortalecer las habilidades blandas y el pensamiento crítico, que son esenciales para el desarrollo personal y profesional, por lo que es importante revisar los procesos administrativos que frenan la flexibilidad educativa y el reconocimiento de estudios truncos.

Por su parte, el director de educación virtual del (IPN), agregó que es necesario incluir aspectos de orientación vocacional y socioemocional, pues de esta manera se ayuda a los jóvenes a definir su plan de vida y a facilitar su inserción laboral o profesional, además de incorporar áreas tecnológicas como ciberseguridad e inteligencia artificial.

El panel completo está en: https://www.youtube.com/watch?v=wncOBEQiQzk