Alemania en tiempos del COVID-19

Vuelta al Mundo

Por: Ann-Christin BLUM

¡Vaya situación en la que nos encontramos!. Así, de repente, de un día a otro, parece que la vida ha cambiado totalmente, o mejor dicho, la vida nos ha cambiado.

Un virus con el nombre de una famosa y sabrosa cerveza mexicana puso el mundo al revés, nos cayó de sorpresa y ahora está omnipresente en la vida de cada uno. No pasa ni un día, ni siquiera una hora o un minuto sin que el Live Ticker nos muestre cifras más altas de infecciones registradas.

Nosotros, los seres humanos, seres humanos inteligentes; por definición ‘homo sapiens’, estábamos tan seguros de tener todo bajo control, con nuestra tecnología, nuestra inteligencia artificial y nuestra economía global. Pero, al parecer se necesitaba un virus para que entendiéramos que realmente en un caso de estos, no tenemos ningún control, ni sobre la vida ni la muerte. Más bien, la vida y la muerte nos están controlando y enseñando nuestros límites como habitantes de este planeta.

En un país como el mío (Alemania), económica y políticamente fuerte, solemos pensar que nada ni nadie nos puede impactar o hacer caer como comunidad. Y ahora esto: caos, crisis, catástrofe global. Un mal que pone a prueba a todos y que requiere medidas drásticas implicando recomendaciones, precauciones, instrucciones, prohibiciones etc. que recortan la libertad personal. Nuestro bien más preciado en tiempos modernos, oh esperen, ¿no qué la salud era nuestro bien mas preciado? Hasta yo me estoy confundiendo.

Pero a pesar de toda la anomalía, sigue la vida. Sigue porque tiene que seguir y porque así siempre ha sido en toda la historia de la humanidad.

Los padres de familia, como siempre cuidando y educando a sus hijos, aunque ahora desde sus casas.

Los empleados, como siempre trabajando, aunque algunos quizás ahora desde sus casas.

Los políticos reuniéndose y tomando decisiones, aunque ahora también desde sus casas y a través de video conferencias.

O sea, todo el mundo hace lo que hacía antes, solo que ahora a un ritmo y bajo circunstancias no acostumbradas.

Incluso yo, viviendo mi vida y trabajando desde casa, lo cual no representa ni un reto para mí, ya que mi trabajo lo suelo hacer desde casa. Y aquí sigo, con mis éxitos, mis fracasos, tanto en la vida profesional como personal. Mi lucha diaria no ha parado y tampoco parece haber tenido un gran impacto en mi vida personal. Los problemas de pareja que tenía, el virus no ha podido acabar con ellos, que lástima! A lo mejor porque ya había desde mucho antes un mal, una infección incurable que de todas maneras iba a resultar en la muerte de la relación.

Pero, y eso es lo bueno, el virus tampoco ha podiio matar mi motivación, mi humor y mi fe en que esto va a pasar, va a pasar tanto el virus “royal” (el de la corona) igual que dicho otro virus, el que es internacional, que no respeta ni fronteras ni edades. El virus que ya nos ha tocado a todos alguna vez en nuestras vidas, el que llega inesperadamente infectando corazones en un solo instante. El virus que se caracteriza por ser enfermedad y a la vez cura de la misma. El amor.

El autor inglés Ajahn Brahm escribe en su libro “La Vaca Que Lloraba” que él como monje “dispone de tanto tiempo y paciencia como se requiere”. Me parece grandioso lo que dice. Pienso que es una frase muy simple pero muy poderosa. Quizás en esto de la pandemia pensamos que no tenemos mucho tiempo para actuar, por lo tanto nos preocupamos y nos estresamos. Pero porque no darle tiempo al tiempo? Todos entendemos que es urgente encontrar vacuna u otra cura para el virus pero no se pueden apurar las cosas. Simplemente hay que darle tiempo al tiempo. Igual, el virus ya está, ahora solo podemos y debemos reaccionar inteligentemente. Y quizás, más importante aún en estos días, tener paciencia. Eso sí es algo que podemos practicar cada uno de nosotros cada día, también desde nuestras casas.

Y así les deseo a todos que quedaron afectados por el virus de alguna u otra forma, mucha paciencia, más a los pacientes en las clínicas y los hospitales. Paciente y paciencia, dos palabras, unidas por la misma familia léxica y el mismo mensaje. Por eso, mi recomendación para todos, tengan paciencia y claro, no olviden de guardar su distancia! Ya saben, mínimo 1.5 metros sino es que más.

Ah, y por último, para todos aquellos que lo toman muy en serio esto del “Social Distancing”, aquí mi consejo y respuesta a ello:

Globos aerostáticos

Sirven para…

  • Escaparse del virus
  • Escaparse del país (como ya han cerrado fronteras terrestres)
  • Escaparse de pareja, hijos y/o cualquier otra persona que ya no soportan (p.j. en su casa)
  • Escaparse del aburrimiento para divertirse un poco ya que clubs, bares, restaurantes, cafés, parques de diversión etc., todo quedará cerrado

Y seguramente, por ahora será más fácil conseguirse un globo que comida enlatada o papel higiénico en las tiendas.

Con esto en mente, mañana mismo me pondré a buscar un globo, o por si ya se vendieron todos, buscaré unos tutoriales en la red y aprenderé a hacer uno yo misma.

Y quién sabe, por si mi trabajo actual ya no me da buenos resultados, me quedo sin empleo por esta crisis o me aburro de trabajar sola en casa, abriré un negocio de globos. Ya tendría hasta nombre, le pondría a mi empresa: GLOBORONA – Escápate sí aún puedes! Globos hechos en tiempos difíciles para tiempos difíciles!

Ya ven, no hay mal que por bien no venga!

Un saludo y cuídense!