El psiquiatra Héctor José Dueñas Tentori impartió este miércoles la conferencia “Fatiga por compasión”, en el auditorio de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Colima, con la que se inauguraron los trabajos del “Segundo Foro de Buenas Prácticas de la Tutoría y Orientación”, organizado por la Dirección General de Orientación Educativa y Vocacional de esta casa de estudios.
¿Qué es la fatiga por compasión? ¿En qué entornos se da y por qué es importante tomar medidas de prevención? De acuerdo con el especialista, este síndrome se debe al desgaste emocional y físico de cuidar y acompañar el sufrimiento de otros, sin suficiente recuperación emocional. Sobre todo, se da en aquellos que desarrollan su actividad de acompañamiento en un entorno con reglas, políticas y burocracia, en un marco de práctica ética y de principios morales personales.
“Para ser justos en el análisis -dijo- no todo es desgaste, existe algo que se llama satisfacción, que sucede cuando nuestra acción ayuda a un adolescente, a su familia y también a la institución. Este sentimiento incrementa nuestra reserva emocional, lo que nos permite desarrollar la resiliencia necesaria para contener esas circunstancias del trabajo; le damos sentido y termina haciendo a nuestro trabajo algo realmente recompensante”.
Sin embargo, expresó que en ocasiones la exposición continua al dolor ajeno genera cansancio, estrés y una sensación de agotamiento que puede disminuir la capacidad de seguir ayudando con la misma energía y sensibilidad. Este sentimiento de ya no poder, “esa constante utilización de la empatía, puede darnos la sensación subjetiva de ya no poder hacer nada más y eso tiene repercusiones en nuestra salud. A esto también se le llama fatiga por exceso de la utilización de la empatía”.
Este síndrome, explicó, se instala de manera lenta. “Tenemos un día intenso, el siguiente también, y terminamos diciendo que la semana fue intensa. De hecho, hemos experimentado días que nos levantamos cansados, sin ganas de ir a trabajar, por esta preocupación por lo otro. Es importante identificar que no tuvimos un día intenso, no, tuvimos una semana intensa”.
El 75% de los mexicanos padece fatiga por estrés laboral
De acuerdo al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en 2018, el 75% de los mexicanos informó tener fatiga por estrés laboral, “superando a países como China y Estados Unidos. Pareciera que los seres humanos nos acostumbramos a todo, incluso a vivir mal y desde el punto de vista profesional, es algo que tenemos que cuidar”.
En el ámbito laboral, dijo, “es importante saber utilizar la empatía, pues si bien es una herramienta indispensable, que sirve para ponerse en los zapatos del otro, utilizarla de manera inadecuada nos podemos contaminar, incluso el maestro zen más evolucionado del Tao, va a terminar contaminada algún día. Por eso es extremadamente importante identificar cuándo estamos entrando en la fatiga cultural”.
Si bien, comentó Dueñas Tentori, la nosología, rama de la medicina que se encarga de clasificar y describir las enfermedades, aún no clasifica a la fatiga por compasión como una enfermedad, “es importante entender que esta fatiga no es una debilidad, sino una consecuencia natural de lo que hacemos todos los días. No es un trauma, no es anormal padecerla”.
¿Cómo prevenirla?
Primero, dijo, es la educación; “entender que se produce y también la frecuencia con que se produce. Segundo, tener periodos de descanso. Si no descansamos adecuadamente, no vamos a tener una apropiada eficiencia y eso depende también de nosotros. Tercero, tener previsiones médicas desde el punto de vista médico, si nos dicen: tienes que bajar 10 kilos, baja 10 kilos, si nos dicen que tenemos que tomar un antihipertensivo, nos lo tomamos; si tienes el colesterol elevado y tienes que tomar medicamento y hacer cambios dietéticos, lo haces”.
También agregó, es importante dar seguimiento a la salud mental, “es fundamental el apoyo de los profesionales, los psicólogos, los psicoterapeutas, de enfermeras que tienen entrenamiento para ello. Recuerden que estamos hablando de una condición que es parte del costo de tratar el sufrimiento de otros”.
La empatía, comentó, “se aprende y se entrena. Debemos entender que la conexión empática con quien sufre debe tener un límite sano entre el problema de los demás y mi persona. Cuando ese límite se establece, hay un proceso de juicio de realidad que nos permite autocuidarnos. La empatía se aprende y se perfecciona, independientemente de cuál sea nuestra profesión”.
“Recordemos que Dios hace que el sol salga para todos, pero también que la vida no es una competencia. La vida es una bendición, y son nuestras decisiones y conductas las que van a terminar dándole sentido y lograr que valga la pena”, finalizó.
La conferencia completa la pueden encontrar en: https://www.youtube.com/watch?v=o9S2CD6Bp0c