La obesidad infantil puede prevenirse. Observando el comportamiento de la mamá y su propio peso al momento de dar a luz es posible detectar el riesgo de desarrollar una obesidad en chicos de dos años y medio.
Laura Pryor, la especialista en medicina preventiva de la Universidad de Montreal (Canadá) que realizó la investigación, sostuvo que el ambiente que rodea a los niños pequeños influye fuertemente en las posibilidades de sufrir una obesidad en el futuro. “Es necesario intervenir de manera temprana en las familias en riesgo para los problemas del peso y la trasmisión de la mala salud de una generación a otra”, aconsejó.
La Organización Mundial de la Salud calcula que en 2010 unos 43 millones de niños menores de cinco años sufrían de sobrepeso. Los chicos con esta patología tienen un alto riesgo de volverse adultos obesos, con lo cual aumenta el peligro de tener una discapacidad o muerte prematura. Actualmente, el 10% de la población adulta sufre de obesidad.
MAMÁS QUE INFLUYEN
El equipo de Pryor trabajó con 1.957 chicos cuya altura y peso habían sido cuidadosamente medidos desde que tenían cinco meses de edad hasta cumplir los ocho años. Con esta información calcularon su índice de masa corporal (IMC), una medida que toma en cuenta la altura y peso para determinar si una persona sufre un sobrepeso u obesidad.
Pryor observó que los chicos evolucionaron de manera diferente desde el momento de nacer: un grupo mantuvo un IMC bajo pero estable, otros mantuvieron un IMC moderado y el resto subió de peso al punto de que aumentó su IMC. “Encontramos que las trayectorias de los tres grupos fue similar hasta que los chicos cumplieron dos años y medio. En ese punto comenzó a aumentar el IMC de algunos de ellos”, explicó.
Al buscar las causas de este fenómeno, la especialista observó que los chicos que comenzaron a engordar tan temprano en su vida tenían madres con un peso alto o que fumaban. De hecho, estos dos aspectos de la salud de la madre tuvieron mucho más influencia que el peso de los chicos al nacer.
Pryor reconoció que “el comportamiento es muy difícil de cambiar y está influenciado por un entramado complejo de factores del ambiente”, pero espera que los resultados de su estudio sirvan para ayudar a las madres a prevenir la obesidad en sus hijos.{jathumbnail off}