FRASES DE ORO // La libertad de decir “Gracias”
Por Jorge OROZCO SANMIGUEL
Hablar de libertad de expresión no debería ser un acto solemne ni un discurso adornado. Debería ser algo natural. Sin embargo, hoy más que nunca es necesario recordarlo: sin libertad para decir lo que pensamos, una sociedad no puede pensarse a sí misma.
Desde hace poco más de un año, he tenido la oportunidad de publicar columnas de opinión en distintos medios de comunicación. Y lo primero que quiero hacer es agradecer a los medios por el espacio, pero también por la confianza. Publicar opinión implica riesgo: no siempre es cómoda, no siempre gusta y, en ocasiones, incomoda. Aun así, abrir ese espacio es una de las funciones sociales más importantes del periodismo.
La opinión, sin embargo, no se vuelve relevante por quien la escribe. la oradora u orador no se hace grande solo. Es el público quien le da sentido al discurso: quien lee, cuestiona, responde y debate. Sin lectoras ni lectores críticos, la opinión se convierte en un monólogo; y este no construye a la sociedad.
Llevo años analizando la política, pero sobre todo analizando a la sociedad. Me interesa observar cómo hablamos, reaccionamos, nos organizamos y justificamos nuestras decisiones. No me asumo como crítico en el sentido descalificador del término. Mi intención no es señalar por señalar, sino analizar y deducir comportamientos a partir de teorías sociales, filosóficas y del lenguaje, contrastándolas con ejemplos locales, nacionales y globales.
He cuestionado campañas políticas desde distintos ángulos: el discurso, la ética, congruencia, el uso de emociones y la manera en que se construyen narrativas para obtener poder. En algunos casos, esos textos han molestado. Pero la incomodidad no es negativa; al contrario, suele ser el primer paso para la reflexión.
Lo más valioso de este ejercicio no ha sido el reconocimiento, sino el diálogo. Agradezco profundamente a quienes leen y a quienes discrepan. Incluso, (y especialmente) a quienes critican mis textos. Porque esa es la finalidad de escribir una opinión: presentar una tesis, escuchar la antítesis y, con suerte, llegar a una síntesis. Sin reflexión personal no hay pensamiento; sin pensamiento, la sociedad se estanca.
Desde el análisis del lenguaje se ha dicho algo muy simple, pero muy potente: cada vez que hablamos, mostramos lo que pensamos en ese momento. No lo que pensaremos siempre. Las ideas no son estatuas; cambian, se corrigen y se fortalecen cuando se enfrentan a otros argumentos. Tener la capacidad de modificar una postura no es debilidad, es madurez intelectual.
He recibido comentarios de personas con posturas políticas muy distintas: desde quienes se identifican con la derecha liberal o conservadora, hasta quienes defienden visiones de izquierda, socialistas o incluso autoritarias. A todas y todos les agradezco. Cada argumento bien planteado, cada crítica honesta, aporta a la construcción del pensamiento propio.
No soy un ejemplo ni pretendo serlo. Mi discurso no es la verdad absoluta. De hecho, una de las preguntas centrales de la filosofía es justamente esa: ¿qué es la verdad? Y quizá la única respuesta honesta es que la verdad se construye, se discute y se revisa constantemente. Por eso la libertad de expresión es irrenunciable: porque sin voces diversas, la verdad se convierte en imposición.
En este punto quiero agradecer explícitamente a los medios que me han publicado: AFMedios, Colima al Día, Periódico Hechos Pensamiento en Acción. Gracias por confiar, por permitir la crítica y por entender que publicar una opinión no significa asumirla como propia, sino darle espacio al debate. Incluso cuando he sido duro o cuando el texto ha generado molestia, los medios han cumplido su función social. Sin medios libres no hay discusión pública. Sin discusión, no hay posturas. Y sin posturas, la sociedad falla.
Se acerca un nuevo año, y con él, el deseo de seguir escribiendo con responsabilidad y honestidad. Espero conservar la claridad y disciplina necesarias para seguir aportando desde la palabra.
A usted, lector o lectora, gracias por acompañarme y por permitir que estos textos formen parte de su lectura semanal. Y a los medios de comunicación, una petición sencilla pero firme: no dejen de hacer lo que hacen. Informar con rigor, abrir espacios a la opinión y defender la libertad de expresión es una tarea indispensable para todas y todos.
Que tengan una feliz Navidad y un excelente año nuevo. Que sigamos hablando, pensando y disentido, porque en eso también se construye sociedad.


















