El pez sin el agua
Por: Rubén PÉREZ ANGUIANO*
En una democracia no deben existir temas prohibidos. Es necesario discutirlos, comentarlos, analizarlos… airearlos, en suma. Si se ocultan, se encubren o se colocan bajo el manto de lo clandestino terminan pudriéndose frente a la historia y generando incertidumbre entre la opinión pública.
Por desgracia tenemos muchos temas así. Uno de ellos es la famosa “megafarmacia del bienestar”, que terminó como una ocurrencia, como algo sin sentido, que además dejó un considerable hueco en las finanzas públicas. Según la información de El Universal (3/11/2025), en la página oficial de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público “desaparecieron” los costos de inversión, de mantenimiento anual, las evaluaciones y en general toda la operación de la “megafarmacia” ubicada en el Estado de México.
El mismo medio informativo dio a conocer, meses atrás, que el costo de la farmacia gigante aumentó en un año para pasar de 10 mil 800 millones a 15 mil millones de pesos, de acuerdo a datos oficiales, los mismos datos oficiales que ya no pueden cotejarse porque la dependencia hacendaria borró los datos de Cartera Pública de Inversión de su página electrónica.
Eso debería ser un escándalo, cierto, pero en una nación que vive en el escándalo cotidiano la información, cualquier información, se queda en el pasmo del momento.
Ahora tenemos el caso del tren Maya. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales está negando la entrega de documentos técnicos que sustenten o detallen afectaciones a cenotes, cavernas y cuerpos de agua con el argumento de que la obra está clasificada como de seguridad nacional. Al parecer, dicha información quedó en reserva por cinco años.
La referencia a la “seguridad nacional” implica que una decisión gubernamental requiera protección contra amenazas externas o internas que pongan en riesgo la independencia y el territorio nacional. También hace referencia a mantener el funcionamiento de las instituciones democráticas y el Estado de Derecho. Seguridad nacional implica, además, el riesgo de enfrentar amenazas como el terrorismo y el sabotaje en infraestructura estratégica. Sin embargo, no se advierte que la información sobre daños ecológicos provocados por el tren Maya pueda clasificarse así. Reservar información al respecto y colocarla bajo un manto de invisibilidad es, en todo caso, una decisión cómoda para evitar debates incómodos.
Los costos de una megafarmacia que nunca funcionó y que ya fue sustituida por un montón de microfarmacias o estanquillos de medicinas (que también parecen una ocurrencia) deben estar abiertos a la supervisión pública, como también los probables daños ecológicos generados por un tren costoso y poco redituable.
Algunos académicos advierten que al ocultarse información que debe ser pública podría generarse un “apagón estadístico”, es decir, una zona de oscuridad donde sería imposible analizar los datos que dan sustento a las decisiones de México.
Ese camino, el de la oscuridad, no es compatible con la democracia.
*Rubén Pérez Anguiano, colimense de 57 años, fue secretario de Cultura, Desarrollo Social y General de Gobierno en cuatro administraciones estatales. Ganó certámenes nacionales de oratoria, artículo de fondo y ensayo. Fue Mención Honorífica del Premio Nacional de la Juventud en 1987. Tiene publicaciones antológicas de literatura policíaca y letras colimenses, así como un libro de aforismos.


















