UNA POCA DE GRACIA
Por: Carlos Alberto PÉREZ AGUILAR
En Colima ya nos acostumbramos a vivir a un lado del tren. O más bien, a que el tren viva atravesado en medio de nuestras vidas. Y es que nuestro pequeño estado, varios municipios están partidos en dos por esas vías que, con la misma tranquilidad con la que cruzan Rancho de Villa, Prados del Sur, Nuevo Milenio, la Gregorio Torres, Cardona o Coquimatlán, también atraviesan nuestro tiempo, nuestra movilidad y, cada vez más, nuestra seguridad.
Por ahora, el paso del tren sirve para justificar llegadas tarde: “Fíjese joven, que me agarró el tren” y, sí, todos entendemos, porque puede que sea verdad.
Pero la realidad es un problema serio, ya que en estas zonas densamente pobladas se ha permitido que Ferromex opere sin prisa, sin presión y, hay que decirlo, sin dar certeza de que cumple con los límites de velocidad que deberían respetarse en zonas urbanas. No con esto dejo de lado la responsabilidad de voltear a ver si viene o no el tren en cada paso, pero sí de que una de las empresas más importante de México asuma lo que le corresponde.
El crecimiento del Puerto de Manzanillo promete multiplicar el tráfico ferroviario que, incluso, es mayor que el tráfico carretero y, con ello, los riesgos. Pero mientras tanto y mientras eso pase, sentémonos y esperemos, porque aparentemente nadie tiene prisa, ni los ayuntamientos, ni el Gobierno del Estado, ni el Gobierno Federal excepto el tren cuando va a embestir o embiste algo, es que nos acordamos de que el tren parte en dos la ciudad.
El accidente de la mañana de este viernes nos lo recordó: un tráiler en la colonia Milenio intentó “ganarle” el paso al ferrocarril. Esa imprudencia terminó, por fortuna, solo en daños materiales. Una anécdota más para la lista que nadie quiere encabezar y que, no sé usted, cada vez que pasa por la vía del tren, piensa que el destino final puede llegar si una llanta se poncha al pasar por los durmientes.
Todo puede pasar, recordemos que el pasado 16 de marzo de 2025, un autobús de Los Rojos fue arrollado en Prados del Sur, dejando, tristemente dos vidas perdidas y 25 lesionados. En septiembre de 2024, otro choque entre un autobús y un tren en Coquimatlán dejó varios heridos. En enero de 2023, una camioneta fue arrastrada por un tren cerca del mismo cruce donde hoy volvimos a ver las consecuencias.
Recuerdo haber participado en reuniones vecinales donde ya se perdió la cuenta de cuántas veces han solicitado control de velocidad, señalización, plumas, cruces seguros… algo, lo que sea, que no sea solo la buena suerte. Pero no. Parece que mientras la actividad portuaria siga generando millones y miles de toneladas de mercancía, todo lo demás es secundario. Si hablamos del crecimiento del puerto pensamos en barcos, contenedores, pero no en trenes.
Y aquí llega el gran punto que nadie quiere tocar: si sabemos que el tren será cada vez más frecuente y más pesado porque el Puerto de Manzanillo no deja de crecer, ¿dónde están las obras que deberían acompañar ese desarrollo?, ¿Dónde están los pasos a desnivel que evitarían que nuestras colonias sigan siendo territorios divididos y en riesgo constante?
El ferrocarril es parte vital de la economía colimense. Pero precisamente por eso, porque viene una sobreexplotación inevitable, es urgente una modernización que piense también en quienes vivimos en torno a las vías. No solo en el rendimiento económico, sino en la vida humana que se juega entre cada campanazo y cada paso mal calculado.
Mientras tanto, seguiremos cruzando el tren con el rosario en la mano, rogando que el conductor que viene atrás no quiera “ganarle el paso”. Lo triste es que en Colima ya normalizamos algo que en cualquier estado con planeación moderna sería impensable: que el desarrollo venga sin infraestructura segura.
Colima necesita pasos a desnivel, control de velocidad, señalización real y voluntad política. Pero, sobre todo, necesita que dejemos de aceptar que vivir con riesgo es parte del paisaje. Porque el tren no va a frenar. Y si algo ha demostrado, como aquellos tiempos, en que el tren de pasajeros existía, es que tampoco va a esperarnos.




















