MAGNO

¿QUÉ VIENE?
Por: Sean Osmin HAMUD RUIZ

“Vooooooy por la vereda tropicaaaaal…”

Seguramente esta típica canción tendrán que aprendérsela quienes transiten por las vías alternas a la autopista Colima–Manzanillo, que comenzarán a funcionar a partir del miércoles de esta semana.

Consultando diversas fuentes de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes —según datos hasta el 2023—, el 40% de los vehículos que circulan cotidianamente por esta autopista son pesados (lo que contempla autobuses de pasajeros y cualquier vehículo de carga). Dicen distintas notas periodísticas, los caminos sugeridos a partir de que comiencen los trabajos en la zona conocida como “La Salada” serán destinados al tráfico de los otros medios de transporte, los ligeros (motocicletas y automóviles). Sin ser pesimistas, se avizora un caos inmediato, ojalá no permanente.

En la conferencia de prensa donde se dio a conocer esta información no se mencionó si a estos caminos se les dio algún tipo de mantenimiento especial que los prepare para esta enorme carga, poco común, de tránsito. Estoy seguro de que necesitaban reencarpetamiento asfáltico, reposición de señalética, habilitación de acotamientos y repintado de líneas.

Tampoco dijeron si se implementarían operativos especiales de patrullaje y vigilancia que permitan garantizar un mínimo de seguridad.

No son consideraciones menores si se contempla que se anunció que la obra terminará hasta el tercer trimestre del próximo año, seis a ocho meses más o menos. Además, en época vacacional, lo que agrega volumen de circulación.

La obra es indispensable, ni duda cabe. Sin embargo, creo que podrían haberse hecho algunos ajustes de planeación que mejoraran la perspectiva.

Claro que puedo estar equivocado y que sencillamente, al momento de dar a conocer esta información, no abundaron con otros datos complementarios; pero sí lo piensan y tienen en papel y planes, lo que permitirá que esta gran obra no se convierta en un error MAGNO.

MICROCUENTO

Que si la genealogía, que si las leyes de Mendel, que si los fenotipos. Tanta biología genómica nada más para poder decir que somos morenos aceitunados, de ojos oscuros profundos, cuerpos vellosos… ¡Guapos, pues!