Taller con Rogelio Guedea inspira reflexión juvenil en el Bachillerato 7 de Armería

Esta semana, en el Bachillerato 7 de la Universidad de Colima, ubicado en Armería, se realizó el taller “Desafíos y retos de los jóvenes en el siglo XXI”, impartido por el escritor y académico de la Facultad de Letras y Comunicación, Rogelio Guedea. Durante la sesión, el autor presentó a estudiantes de tercer semestre su libro Cartas a Bruno: treinta consejos para treinta peligros, obra dedicada a su hijo y que sirvió como punto de partida para un diálogo profundo sobre los riesgos, dilemas y posibilidades que enfrenta la juventud actual.

Previo al encuentro, los estudiantes habían leído y analizado el libro, lo que permitió que la actividad se desarrollara como un espacio de interacción, más que como una conferencia tradicional. En ese ambiente surgió la pregunta: “¿Por qué enumerar solo 30 peligros actuales que enfrentan los jóvenes cuando en realidad son cientos?” A ello, Guedea respondió que eligió “los más básicos y determinantes”, para evitar abrumar con una lista interminable y concentrar la reflexión en aquellos dilemas que realmente marcan la etapa juvenil.

En entrevista posterior, el autor destacó la actitud de los jóvenes armeritenses, a quienes percibió especialmente atentos y comprometidos: “Por la edad podrían haber sido un poco más inquietos, más distraídos, pero los vi enfocados, con interés genuino en los temas que estuvimos tratando. Me sorprendió gratamente ver cómo algunos mostraban todavía más entusiasmo, con preguntas que evidenciaban su necesidad de escuchar cosas distintas, de encontrar luces que los animen a emprender sus propios proyectos”, comentó.

Guedea subrayó la importancia de estos espacios formativos. “Me queda clarísimo: la palabra cambia. Puede ser que en este momento uno o dos muchachos hayan tenido una revelación importante, un ‘me cayó el veinte’, y esa chispa puede ser inspiracional. Estos espacios no deben verse como inútiles, porque tienen un impacto real, aunque sea en pocos jóvenes. Y eso ya es fundamental”, afirmó.

El escritor también enfatizó el papel esencial de las humanidades y la literatura en la formación académica, no para dirigir vocaciones, sino para abrir horizontes: “Cuando yo era joven tuve maestros determinantes y también escritores con quienes pude hablar, que marcaron mi camino. Creo que estos esfuerzos deben replicarse en otras preparatorias, porque ayudan a los estudiantes a comprender mejor el universo en el que viven”, expresó.

Asimismo, lamentó que intentos previos de organizar charlas itinerantes en otros planteles no hayan prosperado y reconoció la labor del director del Bachillerato 7, Jesús Cayeros, a quien calificó como “empeñoso y comprometido” por abrir este espacio para los jóvenes.

Finalmente, el autor advirtió sobre las “malas influencias” que enfrentan los estudiantes, desde ciertas tendencias musicales hasta discursos que normalizan la violencia, las drogas o la indiferencia social: “Estamos viviendo tiempos turbulentos y caóticos, y la universidad, la escuela, la educación, son fundamentales para contener todo eso. No podemos dejar a los muchachos a merced de lo que venga. Necesitan libros, bibliotecas, talleres, escritores, científicos, gente que les abra caminos”, concluyó.