El pez sin el agua
Por: Rubén PÉREZ ANGUIANO*
Algunas cosas indignan y en los últimos días parecen multiplicarse. Aquí van tres de ellas:
- La exoneración de Pío López Obrador a pesar de los videos en los que se le mira recibiendo sobres amarillos con efectivo. El escándalo viene desde 2018. Alguien podrá decir que no era dinero, sino otra cosa, pero hasta el propio presidente Andrés Manuel, su hermano, reconoció públicamente que se trataba de recursos para el apoyo a su partido, es decir, de “aportaciones al movimiento”. Aún así, el Instituto Nacional Electoral no encontró evidencias o pruebas y decidió no imponer sanciones. La resolución dice que “al no tener certeza de la existencia respecto de las aportaciones en efectivo, no se acredita un posible financiamiento paralelo en beneficio de las personas denunciadas”. En otro momento de la historia el mismo Andrés Manuel pudo calificar a esto como impunidad.
- La designación del activista y propagandista Genaro Lozano como embajador en Italia. Apenas se discutía su caso en el Senado cuando circularon imágenes de sus propias cuentas en redes sociales que avivaron el escándalo. Se quiere defender al recién nombrado embajador con argumentos relacionados con su preferencia sexual, pero no se trata de una crítica a dicha preferencia (eso sería inadmisible), sino del respeto debido a la investidura del representante diplomático de una nación (aquí es más bien “poca vestidura”). Posar de forma sugestiva y con mínimas prendas es algo potencialmente escandaloso para personajes de cualquier tendencia política o erótica, sobre todo si se pretende una embajada. Punto. Además, parece poco diplomático enviar a este personaje frente al gobierno italiano de Giorgia Meloni, política conservadora que se muestra como el otro lado de la moneda. Quizás sea una provocación. Recordemos que en la historia reciente ya se rechazó a un embajador mexicano (en Panamá) y esa historia puede repetirse.
- La exhibición constante de lujos, viajes, joyas y prendas de alta gama entre quienes representan en lo político y lo legislativo al gobierno federal actual, es decir, el de Morena. Los llamados a la prudencia internos no tuvieron el impacto deseado y el desfile de excesos (y desfiguros) sigue por las redes sociales. Aclaremos que las imágenes que circulan no son producto de una investigación periodística, sino compilaciones de las propias publicaciones de los interesados. Parece increíble que alguien pose despreocupado o despreocupada con joyas, prendas o relojes que los ingresos declarados no pueden costear o que se adquieran propiedades más allá de lo factible, pero la política mexicana suele ser el campo magnético de la frivolidad y la corrupción. Así fue antes y así es todavía.
*Rubén Pérez Anguiano, colimense de 57 años, fue secretario de Cultura, Desarrollo Social y General de Gobierno en cuatro administraciones estatales. Ganó certámenes nacionales de oratoria, artículo de fondo y ensayo. Fue Mención Honorífica del Premio Nacional de la Juventud en 1987. Tiene publicaciones antológicas de literatura policíaca y letras colimenses, así como un libro de aforismos.