Política de Desarrollo Feminista en Alemania

Espuma de Mar 
Por: Mariana Lizette PÉREZ OCHOA

Una clave importante para el logro del utópico desarrollo sostenible, en el que las personas puedan gozar de todos sus derechos humanos para participar en las esferas políticas, económicas y sociales, sin importar el género, identidades, disidencias, nacionalidades o características físicas y culturales; es adoptar una política feminista de desarrollo, que a su vez, es una política de derechos humanos.

Las crisis globales actuales ponen en riesgo los derechos humanos de millones de personas, y es necesario recalcar que las crisis no son neutrales en términos de género. En las guerras y conflictos armados, las mujeres son particularmente expuestas a la violencia sexual, y en los procesos de paz, pocas veces se representa adecuadamente a ellas.

Otro ejemplo, las crisis climáticas amplían estas desigualdades. De acuerdo con la Fundación Malala (2021), los desastres climáticos impidieron que al menos 4 millones de niñas en países de ingresos bajos y medianos-bajos continuaran con su educación.

Por otro lado, las tareas del hogar y el trabajo de cuidado de niños, personas mayores y enfermas dificultan que las mujeres accedan a la educación y al empleo. Las mujeres realizan alrededor del 75 % de todo el trabajo de cuidados no remunerado,  tiempo que se resta de la educación, el trabajo o la participación en la política.

La Estrategia de Política de Desarrollo Feminista del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ, por sus siglas en alemán) publicada en marzo de 2023, es una ruta de acción que aplica a todos los sectores, regiones e instrumentos de la política de desarrollo alemana. Se basa en amplias discusiones con, en particular, organizaciones de la sociedad civil y expertos del Sur y del Norte global, en la que las personas pueden participar como iguales. Esta política busca eliminar causas estructurales de desigualdad, reconociendo a las mujeres y niñas como el mayor grupo social discriminado.

La política de desarrollo feminista se basa en cinco elementos clave: los Derechos Humanos, y los principios de no discriminación, equidad, transparencia e igualdad de oportunidades; un enfoque transformador de género, que se centra en reducir las estructuras discriminatorias, como las estructuras del poder, normas sociales y cultura social, tomando en cuenta la interseccionalidad, la cual considera las múltiples discriminaciones que atraviesa un mismo grupo o persona; y por último, adopta un enfoque poscolonial y antiracista, es decir, reconoce el pasado colonial y cómo generó desigualdades estructurales entre el Norte Global (países históricamente colonizadores) y el Sur Global (países históricamente colonizados).

De esta forma, el BMZ implementa la política de desarrollo feminista en cuatro áreas de incidencia, de la mano con organizaciones y cooperación interinstitucional. La primera área incluye derechos, representación y recursos, en el que busca fortalecer las oportunidades de influencia en sociedades justas y sostenibles, así como disminuir normas discriminatorias.

La segunda área implica incluir un enfoque feminista en sus proyectos y programas, con enfoques transformadores de género e interseccionales. La tercera área busca construir alianzas internacionales y trabajar con la sociedad civil feminista, trabaja para que el conocimiento, la experiencia y las soluciones proporcionadas por redes de mujeres, movimientos por los derechos de las mujeres, organizaciones LGBTIQ+ y defensores de los derechos humanos en el Sur Global se integren en los procesos de toma de decisiones políticas y económicas. Y como última área, en un proceso de aprendizaje continuo, desarrollarán las propias estructuras y estrategias del BMZ.

El BMZ trabaja con 65 países socios, con diferentes retos y realidades, entre ellos, con México, en el que reconocen nuestro papel estratégico para abordar los desafíos globales y regionales. Han trabajado con nuestro país en la acción climática y la adaptación al cambio climático, así como en la protección, el uso sostenible y la rehabilitación de los recursos naturales.

Otros objetivos de la cooperación alemana al desarrollo con México son fortalecer el Estado de derecho y mejorar el acceso a la justicia, así como aumentar la inclusión social y política, especialmente de las mujeres y los jóvenes.

Este Ministerio y su política feminista de desarrollo es un ejemplo para el fortalecimiento de la participación de niñas y mujeres en espacios de incidencia y participación, así como el desarrollo sostenible, con un progreso económico, político, medioambiental y social. Los factores estructurales, sociales y económicos en Alemania no son similares a México, pero se puede aprovechar de su estrategia y cooperación internacional para implementar una alternativa similar y urgente en nuestro país.

Aprender de las experiencias internacionales, como la de Alemania, nos permite imaginar y construir un México donde la igualdad de género sea el motor de un verdadero desarrollo sostenible.