Ser, otra vez, universitario

Mucho Gusto
Por: Alberto LLANES

Se cumplen «ochentaicinco» años de la fundación de la Universidad de Colima. Es ya muy mayor de edad y a como a una persona mayor de edad «como me enseñaron a mí, mis padres» hay que tenerle y ofrecerle respeto, aunque las generaciones venideras de respeto no conozcan mucho y menos lo apliquen, claro, no todos, no hay que generalizar…

De todos estos años que nuestra alma máter cumple, yo tengo veinte años laborando y cuatro más de estudiante, cuando fui alumno de la Facultad de Letras y Comunicación en el área Letras y Periodismo. No tuve la fortuna de cursar el bachillerato en la Universidad de Colima o, sí, pero lo pasé de noche. Estuve año y medio en el bachillerato dieciséis en el área de fisicomatemático «jajaja, sí, la vida es así». Sin embargo, lo mío siempre fue el asunto de las humanidades, la filosofía, las letras, el periodismo, poesía, novela, cuentos, rondaban por mi mente. Era un ente raro en el bachillerato y, simplemente no me hallé.

Finalmente, contando todo el tiempo que he estado en la Universidad de Colima, como estudiante y trabajador suman ya veinticinco años y medio. La he visto crecer, madurar, posicionarse y, en una columna anterior, he mencionado que la he recorrido mucho, podría decir que he estado en todos los bachilleratos de la Universidad de Colima llevando talleres de fomento y difusión de la lectura y el libro, promocionado la carrera de Letras Hispanoamericanas y, ahora que soy jefe de carrera de Periodismo y Periodismo Digital, también promociono estas carreras y la nueva: Lengua y Literatura.

La Falcom «Facultad de Letras y Comunicación» de la Universidad de Colima me dio el cobijo necesario cuando era estudiante, las armas necesarias para utilizarlas en el fiero mundo laboral, la experiencia que se necesitaba y/o necesita siempre para ingresar a un trabajo y las amistades, maestros, libros, historias, viajes y todo lo que he vivido como adulto.

La Dirección General de Publicaciones de la Universidad de Colima fue el lugar que, en 2005, me aceptó como empleado, entré a laborar como editor, corrector, capturista «sí, en ese tiempo todavía entregaban los documentos a mano, en máquina de escribir o impresos y habría que capturarlos» , en publicaciones estuve catorce años hasta que buscaron de la Falcom para convertirme en coordinador/jefe de carrera de la carrera Letras Hispanoamericanas, fue un tiempo complicado porque llegué en agosto de 2019, para diciembre, el tema de la pandemia estaba en su apogeo y para marzo del 2020 tuvimos que trabajar desde casa.

La Universidad de Colima ha sido mi vida desde estudiante, luego de adulto y espero que lo siga siendo en la vejez, aportando lo poco o mucho que he podido aprender en estos años de dedicarme a las humanidades, al mundo de las letras, de las historias, los cuentos y la fantasía; los talleres literarios donde he creado «hasta cierto modo» comunidad y hemos trabajado, aún sin darnos cuenta en los ambientes de paz.

Nuestra Universidad de Colima está envejeciendo pero, puedo decir, que se ve mejor que nunca; el estadio universitario con su impresionante pista de tartán, su capacidad aumentada para recibir el público y su imponente vista al volcán de fuego de Colima, las canchas recién remodelas con los colores distintivos de la comunidad loro/a, el nuevo aspecto que tiene la rectoría que está de super lujo, el domo Alpha reconstruido después de varios años, la plaza cosmo, lugar ad hoc para que la comunidad universitaria coma, juegue, navegue, trabaje, el despachador de agua con precios súper accesibles para el estudiantado y el personal y, bueno todo lo que me hace falta citar, incluyendo los recientes murales, la restauración de piezas artísticas valiosas para la comunidad universitaria y yo sólo hablo del campus central, del campus norte, quizá del de la villa y del de Coquimatlán, pero me faltan Tecomán y Manzanillo y todo lo que se construye, reconstruye y se le da mantenimiento en todas y cada una de las facultades, centros de investigación, direcciones generales, delegaciones, qué sé yo.

Llegué a la Universidad de Colima por segunda vez, a la Falcom, en el año de 1999, también ya lo dije en otro texto. Teníamos miedo porque mucho se decía del cambio de milenio, sin embargo, en ese año tenía veintiún años, muchos sueños: quería ser escritor y, he rondado los mismos pasillos desde ese entonces a la fecha. El edificio donde está mi oficina truena feo, ya está viejito, seguro le viene una remodelada pronto. Los temblores que ha vivido lo han resquebrajado, pero ahí sigue, firme como un roble, firme como la misma Facultad de Letras y Comunicación.

Hay una canción del grupo de rock La cuca titulada “Mujer cucaracha” que dice: He sido sus manos / yo sy venganza. Le sobo la panza y le hago el quehacer. Yo estoy perdido / ya soy otro esclavo. Yo voy muriendo / y la veo nacer. Y, sobre todo esta última estrofa me conecta directamente con la Universidad de Colima… a sus ochentaicinco años de vida yo voy muriendo y la veo nacer y, repito, se ve mejor que nunca, con carreras nuevas, imagen nueva, estructura nueva, hasta generaciones nuevas… siempre regenerándose.

Gracias Universidad de Colima…