JUAN RULFO, ENTRE JALISCO Y COLIMA
Por: Noé GUERRA PIMENTEL
Juan Nepomuceno Carlos Pérez Vizcaino o Carlos Juan Nepomuceno[i], Juan Rulfo, nacido el 16 de mayo de 1917, cumpliría 38 años cuando publicó su Pedro Páramo.
Entre esta novela y su fallecimiento, en 1986, transcurrieron tres décadas, tiempo en el que vio crecer su fama, pero no su economía; su novela y los cuentos El llano en llamas (1953), se han traducido a más de medio centenar de lenguas y los tirajes en español se han reproducido cientos de miles. Rulfo inició su oficio a los 17 años de edad. Se entrevé que ya había asimilado los conflictos de la fe y la disciplina del orfanatorio y del seminario.
El asesinato de su padre, cuando él apenas rayaba los 6 años de edad y luego la muerte de su madre, cuatro años después, sin duda fueron acontecimientos capitales que acentuaron su orfandad. En sus memorias se halla que sumergió su duelo entre los libros de la casa de San Gabriel, los del abuelo materno y del curato, alojados ahí al cierre de las iglesias durante la Cristiada. Sin poderlo fundamentar, tengo la versión de que, por periodos, sobre 1930, fue visita recurrente del sacerdote de Comala, Col., el padre Vizcaino, pariente materno; quien, se colige, le platicaba las historias de los terratenientes locales, como el asesinato de Agustín Santacruz y la muerte de su padre, el gobernador, en 1902; el crimen de los Tepames, en 1909; la vida y muerte de El Capacha, en 1931; el asesinato del progenitor de Miguel de la Madrid, en 1937; entre otros.
La transfiguración rulfiana fue pausada. Un decenio transcurrió desde la publicación de su primer texto “La vida no es muy seria en sus cosas” y la aparición de Pedro Páramo (1955). Lapso fructífero en la escritura y fotografía, alternados con el alpinismo. Además de cientos de textos introductorios y cuartas de forros en publicaciones del INI, unos 60; existen además unos 400 más sobre arquitectura, la mayoría inéditos. Rulfo también fue creador de imágenes, seis mil negativos lo avalan. Escribir y fotografiar: “Para mí el único oficio es el de vivir.”
Conciliar trabajo creador con sobrevivencia cotidiana fue, como de muchos de nosotros, el reto vital de Rulfo, de quien debemos saber que provenía de familias pudientes de los Altos de Jalisco: su abuelo materno, Carlos Vizcaíno, un millonario benefactor; la abuela materna quería un nieto sacerdote y la paterna un abogado. Uno de los motivos que lo llevaron al seminario, fue la ilusión de viajar a Europa tras el sueño de ser escritor. En 1935 Juan llegó a la ciudad de México donde ingresó al Colegio militar, aunque semanas después supo que no era lo de él y fue cuando se decidió por la literatura.
Fue empleado federal en Migración, donde a cambio de un modesto sueldo tenía tiempo para escribir. Sus primeros diez años, los vivió entre cambios de adscripción, viajes, y suspensiones de sueldo. En su expediente se evidencian los modestos puestos que desempeñó. Sus ausencias por “debilitamiento” fueron frecuentes. Los ingresos del escritor aumentaban con lentitud.
Época en la que conoció a Clara Aparicio, ella tenía 13 años, más tarde ella sería su esposa. Al tiempo conoce a su paisano Juan José Arreola, escritor editor que le publicó. Se regresa a la ciudad de México. La idea de una novela le “daba vueltas”. Vive con un ingreso seguro, aunque bajo. Asiste a conciertos y compra libros de historia y fotografía. La lectura vertebró muchos años su vida, era habitual que se amaneciera. Deja la burocracia y se va de vendedor, viaja y conoce el país. Se casa. Sus presiones crecen, una hija y tres hijos. Con su esposa comparte la inestabilidad económica.
El pasado 16 de mayo habría cumplido 108 años, Juan Rulfo, el de Sayula, aunque él evadía afirmarlo reconociéndose oriundo de otros lugares; el mismo de la mítica Comala, el que, contra lo que se pudiera suponer, no consideró la escritura como trabajo profesional, aunque muchos lo reconocemos no solo como escritor, sino como historiador y este viernes 23, en San Gabriel, lo confirmaremos.
[i] Acta de nacimiento No. 109. Registro Civil de Sayula y Acta de bautismo, pág., 45 reverso, libro 69 de bautismos de la parroquia de Sayula, Jal.