Ante la presencia de Jova, Día Internacional para la Reducción de los Desastres

Colima.- Este miércoles es el ‘Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales’ y ante la presencia del huracán Jova en costas colimenses, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), dio a conocer un documento en donde se menciona que los terremotos e inundaciones sobresalen entre incidentes más devastadores en el año 2010.

Un análisis estadístico de las catástrofes de origen natural evidencia que en el presente siglo han incrementado su frecuencia los de índole hidrometeorológico, en tanto que los de origen geológico (sísmico, vulcanológico) mantienen ritmos históricos.

A consecuencia del cambio climático, todo indica que las lluvias y las temporadas de calor se han intensificado en los años más recientes.

Las tormentas, inundaciones, erupciones volcánicas, son fenómenos que aparecen ligados a las fuerzas de la naturaleza, por lo que son denominados “desastres naturales”.

El “Niño” y la “Niña” son los nombres de dos fenómenos atmosférico-oceánicos que se presentan cíclicamente en períodos de 2 a 7 años, con mayor incidencia en el Océano Pacífico y proximidades, a la latitud de Ecuador, y con impactos de alcance regional y global, pues transforman el estado del clima de casi toda la Tierra.

Origen de la celebración

La Asamblea General de las Naciones Unidas designó el segundo miércoles de octubre como Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, fecha que fue observada anualmente durante el Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales desde 1990 hasta 1999. En 2001, se decidió mantener el segundo miércoles de octubre de cada año.

El objetivo es promover una cultura mundial de reducción de los desastres naturales, que comprenda prevenirlos, mitigarlos y estar preparados para ellos.

Los urbanistas deben enfrentar los principales factores de riesgo en las zonas urbanas: falta de gobernanza, de planificación y de cumplimiento de normas oficiales, entre otras.

Incremento de desastres

Un desastre natural debe entenderse como la consecuencia del impacto de un peligro natural en un sistema socioeconómico con un nivel dado de vulnerabilidad, lo que impide que la sociedad afectada haga frente a tal impacto.

Las tormentas, inundaciones, erupciones volcánicas, etc., son fenómenos que aparecen ligados a las “potentes fuerzas de la naturaleza”, experimentando un fuerte incremento -triplicado- desde los años 70.

Cada año aumenta la frecuencia de los desastres, los cuales afectan a un mayor número de víctimas, aunque a la fecha han incidido sobre la población que vive en pobreza extrema.

Durante 2010, se registraron más de 750 fenómenos meteorológicos extremos en el planeta, marcándose así un nuevo récord en magnitud, frecuencia y alcance.

Los fenómenos naturales más importantes, de acuerdo con su recurrencia a nivel mundial en las últimas décadas, han sido: inundaciones, tifones, huracanes y ciclones, tornados, vendavales y tormentas eléctricas, ventiscas y nevadas, ondas cálidas, ondas frías, deslizamientos y avalanchas, maremotos, terremotos, granizadas, heladas, sequías y tormentas de arena y polvaredas.

Tipos y clasificaciones de desastres

Muchos desastres son una combinación muy compleja de amenazas naturales y acción humana.

Los factores político, social y económico siguen siendo causas fundamentales de los desastres.

Por ello, se habla de una clasificación de estos fenómenos de acuerdo a su origen y sus tipos de amenazas: las de origen natural, atmosféricos, volcánicos,  sísmicos, hidrológicos, incendios y geológicos.

Los desastres naturales más impactantes en México

Según investigaciones realizadas al respecto, este fenómeno es el resultado parcial de varios siglos de la actividad humana, principalmente de la transformación y explotación de los recursos naturales sobre los que no se previó su agotamiento, ni el impacto que provocaría el desequilibrio medio ambiental.

En México, los estragos del calentamiento global y el desequilibrio medioambiental han sido evidentes desde hace varias décadas. Los peores desastres naturales comienzan a registrarse con eventos sísmicos y climáticos.

El 19 de septiembre de 1985, la Ciudad de México particularmente, vivió una de las catástrofes que marcó la historia del país. En este desastre, miles de personas murieron bajo los escombros de decenas de edificios a causa de un primer sismo de 8.1 grados en la escala de Richter, y una réplica de menor intensidad al día siguiente.

En 1988, casi tres años después, el Huracán Gilberto azotó las costas del Golfo de México, ocasionando estragos principalmente en Yucatán. El huracán arrasó con más del 50% de las playas acabando con servicios e infraestructura.

En 1995 el Huracán Henriette tocó tierra en Cabo San Lucas y Sinaloa obligando a la intervención de los servicios de la Secretaría de la Defensa Nacional para brindar ayuda a damnificados, y en el mismo año el Huracán Ismael tocó puerto en Topolobampo. En octubre de ese año, el país vivió un sismo de en las costas de Guerrero, Oaxaca, Jalisco y Colima.

En septiembre de1997 las mismas zonas de Oaxaca y Acapulco sintieron el embate del Huracán Paulina.

Se agregan también desbordamientos de ríos en 1999, en zonas como Hidalgo, Veracruz, Tabasco, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca.

El huracán “Erika” impactó el noreste de México en el 2003. En consecuencia fueron evacuadas 51 plataformas petroleras, lo que significó una pérdida de 8 mil 708 barriles de petróleo por día y 173 mil 140 millones de pies cúbicos de gas natural diariamente. Los estados de Nuevo León y Tamaulipas fueron los más afectados.

En el año de 2005 hace su aparición el huracán “Ismael”, produjo olas de 9 metros en las costas mexicanas, causando destrucción y dejando graves daños.

El huracán “Stan”, en 2005, afectó a Oaxaca, desbordando el río Tapachula en Chiapas, arrasando con 2 mil 500 casas; en su mayoría, los habitantes de la sierra de los Tuxtlas fueron evacuados.

El huracán “Wilma” fue uno de los más destructivos en el mes de octubre del 2005, tocó tierra en varias ocasiones, dejando huella de sus efectos en la península de Yucatán.

En 2007, el estado de Tabasco vivió uno de los mayores desastres, tanto por el número de damnificados como por las pérdidas materiales. Fuente: www.inegi.gob.mx

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