¿Cuánto conocemos realmente sobre el combustóleo? ¿Es buena idea priorizarlo en la política energética? A continuación la organización Greenpeace explica cuatro implicaciones del uso de combustóleo:

Emite Gases de Efecto Invernadero

El combustóleo es el residuo que queda después de refinar petróleo crudo con alto contenido en azufre.

Al quemarse, el combustóleo produce partículas de dióxido de azufre (SO2). Este gas forma sales que pueden ser transportadas en el ambiente y que, en ambientes húmedos, pueden formar ácidos.

La exposición a sulfatos como a los ácidos derivados del SO2 es peligrosa para la salud debido a que ingresan directamente al sistema circulatorio humano a través de las vías respiratorias. También es causante de lluvia ácida.

El combustóleo genera una enorme cantidad de carbón negro, uno de los contaminantes que más contribuyen al cambio climático, de hecho México está obligado por ley a reducir la emisión de este tipo de contaminante en 51% para el 2030.

Del total de las emisiones que genera el país, 64% corresponden al consumo de combustibles fósiles, de acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero 2015.

La generación de electricidad a base de combustóleo es costosa

Aunque la producción del combustóleo no es costosa porque es un residuo de los procesos de refinación, la generación de electricidad a base de él sí lo es.

La producción de un megawatt hora con combustóleo cuesta aproximádamente 138 dólares, mientras que el mismo megawatt generado con energía solar cuesta 67 dólares y 66 con energía eólica, esto con base en el rango más alto de precios, según datos de la Secretaría de Energía.

El combustóleo es un combustible sumamente ineficiente y sucio, que está en desuso en todo el mundo, incluso México había programado su retiro de la generación eléctrica en el Programa de Desarrollo del Sector Eléctrico (PRODESEN).

Contradice decálogo de AMLO para afrontar pandemia

Por la contaminación que produce, el uso de combustóleo impide gozar del cielo, el sol y el aire puro que son objetivos señalados en el punto seis del “Decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad”, presentado hace unos días por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El uso de combustóleo ya está costando vidas humanas a México

En abril pasado, varias organizaciones ambientalistas denunciaron que las altas emisiones de dióxido de azufre, carbono negro y partículas suspendidas por la quema de combustóleo en la Termoeléctrica de Tula, Hidalgo, afectan la salud de 22 millones de habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México, principalmente de la Ciudad de México y 59 municipios del Estado de México.

De acuerdo con investigaciones de la UAM, las emisiones de material particulado PM2.5 son causantes de más de 14,000 muertes prematuras en la zona metropolitana del Valle de México y Tula.

Este 24 de junio un juez concedió la suspensión definitiva en contra del Acuerdo del Cenace y de la Política de Sener en materia de generación de energía eléctrica, emitidos respectivamente el 29 de abril y el 15 de mayo pasados. Lo que está establecido en ellos bloquea la generación de energías renovables. Esta suspensión fue por un amparo que presentó Greenpeace, en estrategia conjunta con el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).

Además de dar marcha atrás a estos proyectos, en Greenpeace queremos que nuestro gobierno rectifique la política energética del país le apueste en primer lugar a garantizar la salud de las personas y el medio ambiente sano y para ello es indispensable tener energías renovables, con respeto a los derechos humanos y de las comunidades.