La educación en Estados Unidos es desafiante porque ha aumentado mucho el número de niños migrantes de México y los maestros deben enfrentar sus necesidades, como no hablar inglés, cuando ellos tampoco hablan español, lo que se aúna a que el noventa por ciento de los docentes de allá no están sensibilizados en la historia, cultura e identidad mexicanas”.
En estos términos el profesor investigador del Centro Educativo Efraín de la Universidad Estatal de Utah, Gary Parnell, explicó la visita que realiza a la Universidad de Colima, en particular a la Facultad de Pedagogía, acompañado de cuatro maestras de primaria y secundaria de ese estado.
Por los motivos expuestos, manifestó el catedrático visitante, “es que venimos a México, para experimentar el ambiente directamente en las escuelas y así lograr una empatía con nuestros alumnos migrantes”. Y añadió que como en Estados Unidos la formación de los pedagogos permite ser docente para primaria y secundaria, a diferencia de la educación superior mexicana que forma profesionales con énfasis en la docencia para bachillerato y profesional, los integrantes del grupo de Utah se adentraron en el contexto mexicano para dar respuesta a sus grupos integrados por alumnos estadounidenses y migrantes mexicanos.
“De nuestra parte conocieron todos los programas que se vinculan a la sociedad como las prácticas pedagógicas, servicio social constitucional, el servicio social universitario, el Programa Estudiantes Voluntarios (EVUC) y el Programa Patera (de apoyo a tareas escolares)”, dijo por su parte la directora de la facultad anfitriona, Carmen Silvia Peña Vargas.
Adelantó, asimismo, que existe interés de la Universidad de Colima y de la de Utah por iniciar una colaboración de intercambio estudiantil. La de allá, añadió, ha manifestado su deseo de traer un grupo de estudiantes para que trabajen con los de aquí con el mismo objetivo de sensibilizarse del contexto docente mexicano.
Por su parte, las profesoras Tracy Spencer, Kristin Clark, Delene Bartholomew y Paula Hansen se dijeron sorprendidas por la formalidad de los servicios a la comunidad, por la cantidad de horas de servicio social y el tiempo en aula que deben cubrir los alumnos de pedagogía de manera obligatoria, un requisito que a ellas no les piden en su país y sólo si lo desean llegan a cumplir hasta diez horas de servicio.