Joaquín El Chapo Guzmán, líder del cártel de Sinaloa, y otros capos del narcotráfico “están en la mira del gobierno”, aseguró este martes el presidente de México, Felipe Calderón.
En una entrevista con la periodista Yuriria Sierra, el mandatario señaló que las autoridades persiguen a los cabecillas de los cárteles “no sólo por sus nombres o sus apodos, sino por el enorme daño que le están haciendo al país”.
El Chapo Guzmán se fugó hace siete años del penal de Puente Grande, Jalisco, cuando cumplía una condena de 20 años por delitos contra la salud, cohecho y asociación delictuosa.
Calderón afirmó que, además de buscar a los grandes líderes del narcotráfico, el gobierno intenta combatir “el delito que más le afecta al ciudadano, y ese es el robo, el secuestro y la extorsión”, para lo que es necesaria la cooperación con los gobernadores de los estados.
El presidente, quien ha hecho de la seguridad una prioridad de su gobierno desde que asumió el poder en diciembre de 2006, advirtió que el nivel de violencia en México no disminuirá pronto.
“Probablemente, todavía veamos un periodo intenso y muy lamentable de violencia, pero después va a declinar”, agregó.
Calderón lamentó la reciente muerte de dos civiles en el estado de Nuevo León, en el norte de México, a quienes dispararon soldados en un camino de la entidad.
“Es una tragedia, precisamente, que lamento profundamente, que me entristece y que ya he instruido que se investigue por la autoridad correspondiente, sea la Procuraduría Militar o la propia PGR (Procuraduría General de la República). En cualquier caso, están actuando de manera coordinada”, dijo.
Durante casi cuatro años de lucha contra el crimen organizado, más de 28,000 personas han muerto en acciones derivadas de la delincuencia.
Según Calderón, los golpes que ha perpetrado el gobierno contra los cárteles del narcotráfico —como las muertes de los capos Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, e Ignacio Nacho Coronel, o la captura de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie— han debilitado a las organizaciones delictivas.
Un ejemplo de ese debilitamiento, sostuvo, es que los delincuentes tienen cada vez más dificultades para reclutar aliados.
“El problema es que enfrentar a los criminales tiene costos, tiene riesgos. A nadie nos gusta la violencia, a mí tampoco”, señaló.